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por
la redacción
En sectores de la ciudad de Santo Tomé el agua potable sale color marrón de las griferías de los vecinos. Al problema, que tiene foco en barrio Loyola, ya lo había advertido en diciembre el Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress).
A través de un informe al que tuvo acceso El Litoral, el organismo explicó que se detectaron anomalías físico químicas (color, turbiedad, amoníaco, hierro y manganeso). “También se detectó que la desinfección del agua no es segura, ya que en la bajada de tanque se encuentran altas concentraciones de cloro libre residual, mientras que en distintos puntos de la red hay ausencia de cloro”, según indican.
A raíz de esta situación se intimó al municipio de Santo Tomé “a realizar en forma inmediata las acciones correctivas necesarias a fin de asegurar la calidad del agua suministrada y mientras esto se lleve a cabo, suministrar el servicio alternativo de 5 litros por habitante por día de agua que cumpla la normativa de calidad para bebida y cocción de alimentos”, según se desprende del mencionado documento.
Monitoreo y control
A partir de entonces, se realizaron una serie de acciones que el Enress pone de manifiesto en el citado informe:
Solución definitiva
En el final del informe, Enress da cuenta que la solución definitiva al problema del agua turbia es conectar el barrio Loyola al sistema del Acueducto de Desvío Arijón. La obra, inaugurada en 2018, progresivamente dotó de mejor servicio a la ciudad santotomesina.
En la actualidad, se estima que el 76% de las conexiones domiciliarias en Santo Tomé está dentro del sistema del acueducto. Pero faltan ser conectados los tanques de distribución del complejo Loyola y de los barrios Villa Libertad y Adelina Este. Precisamente, es en Loyola donde se registran los problemas de turbiedad.
Fuente: El Litoral
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