La polémica no cesa en Santo Tomé, luego de que el Concejo dilatara la posibilidad de comenzar a cobrar a los vecinos por el servicio de agua potable con el que la ciudad contará una vez conectado su sistema de agua corriente al acueducto de Desvío Arijón. En diálogo con Aire de Santa Fe, el pasado viernes la intendenta Daniela Qüesta defendió el proyecto presentado ante los ediles y explicó los fundamentos de la modificación tributaria presentada. “El acueducto de Desvío Arijón fue una obra que llevó 10 años de inversión por parte de la provincia. Recuerdo que Palo (Oliver) era concejal en 1999 cuando impulsó el estudio de factibilidad a partir del cual se dio el puntapié inicial a la obra. Hoy, en Santo Tomé tenemos todavía un agua que cumple parámetros de potabilización y no tiene elementos dañinos para la salud, pero es un agua fea, un agua dura, a la que sólo le echamos cloro luego de bombearla”, indicó.

Sobre las expresiones de la edil justicialista Rosana Zamora, que puso en duda los costos planteados por el Ejecutivo municipal, Questa sostuvo que “los concejales no se pueden sorprender por la propuesta de modificaciones tributarias que enviamos al Concejo porque hace más de seis meses que venimos tratando el tema con todos los actores. Hemos atendido a todas las instancias correspondientes”, agregó.  “El acueducto está en condiciones de conectarse y el Municipio va a conectarse, pero pasados los cuatro meses de gracia que ofreció el Gobierno de la Provincia, si no están los instrumentos necesarios para poder cobrar el servicio a los vecinos, vamos a tener que desconectarlo“, explicó la intendenta y añadió: “No podemos demorar más la conexión, porque actualmente el acueducto está volcando parte del agua a zanjas de la ciudad, porque si el agua queda estancada se pudre. El acueducto está en condiciones: si nos ponemos de acuerdo, en pocos días podríamos estar conectados“.

Además, recordó que, si bien la conexión al acueducto de agua potable significará un incremento en el costo que los vecinos pagan por el servicio, actualmente la gran mayoría de las familias enfrenta una doble erogación: pagan por el servicio de agua corriente, pero también deben costear la compra de bidones o botellas de agua mineralizada destinada a beber y a cocinar. Algunos vecinos, los más carenciados, no pueden darse ese “lujo”. Por último, justificó el sostenimiento del personal que actualmente trabaja en el servicio de agua corriente. “Va a seguir habiendo un trabajo de bombeo, pero en vez de bombear desde el suelo, vamos a bombear desde el acueducto, donde vamos a recibir el agua ya tratada, y el personal que actualmente está afectado al mantenimiento de la red, seguirá estándolo”, aclaró.

Fuente: Aire de Santa Fe.