Las intensas lluvias que azotaron la región el martes en Santa Fe, dejaron las calles de barrio Adelina de Santo Tomé en un estado crítico. La falta de infraestructura y la insuficiencia de materiales de ripio antes de la tormenta, impiden la circulación de vehículos y afectan la vida diaria de los vecinos.
En el cruce de las calles Laprade y Belgrano, las imágenes hablan por sí solas: las calles, completamente cubiertas de barro, dejaron a los vecinos prácticamente aislados. Muchos optaron por dejar sus vehículos y caminar varios metros hasta la avenida Richieri para poder tomar el colectivo, ya que autos, motos y bicicletas no logran salir del barro. En total, cinco vehículos, entre ellos una camioneta de la EPE quedaron atrapados en el barro.
Un vecino dialogó con el móvil de Aire y relató la situación con preocupación: “Ayer, se quedaron cinco autos, entre ellos tres camionetas y la de la EPE. Todos terminaron enterrados en el barro. Esto no es algo nuevo, ya venimos luchando hace tiempo con el mal estado de las calles. La municipalidad comenzó a arreglarlas la semana pasada, pero no pusieron ripio antes de la lluvia, y esto fue lo que pasó”, indicó.
Trabajos inconclusos
La municipalidad había comenzado a rellenar las calles de tierra con tierra colorada, pero al no contar con ripio ni piedra, la lluvia convirtió todo en un lodazal, bloqueando el paso de vehículos. Los vecinos se sienten más frustrados que nunca. “Lo hicieron el jueves y viernes, pero no pusieron la piedra, y el resultado es que estamos completamente aislados. Ni los chicos pueden ir a la escuela, ni los adultos a trabajar”, explicó el hombre.
El impacto de la falta de infraestructura no se limita solo al transporte. Los vecinos tienen que recurrir a soluciones improvisadas, como usar bolsas de nylon en los pies para protegerse del barro. “Mi señora, por ejemplo, tuvo que ir a trabajar con bolsitas de nylon en los pies”, agregó el vecino, visibilizando la precariedad de la situación. Incluso el colectivo deja de ingresar a la zona debido a la acumulación de agua y barro en la calle, y muchos residentes se ven obligados a caminar hasta tres cuadras para llegar al transporte público
Los vecinos exigen una solución para este problema recurrente de las calles de tierra, que no solo afecta la movilidad, sino también pone en riesgo la seguridad de las personas al impedir el acceso a servicios, la educación y el trabajo.
Fuente: Aire de Santa Fe