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Punto final para un clan de falsificadores de Santo Tomé

Punto final para un clan de falsificadores de Santo Tomé

Esta semana en el subsuelo de Tribunales, el juez de Primera Instancia, Nicolás Falkenberg, puso punto fin a un clan de falsificadores que operaba en la ciudad de Santo Tomé y Santa Fe. Se trata de la organización dedicada a confeccionar licencias de conducir falsas y otros elementos adulterados como libretas sanitarias, credenciales de Pami, Revisiones Técnicas Vehiculares y hasta títulos secundarios. El jueves, se homologó el acuerdo abreviado para dos de los seis imputados que tuvo la causa, Luciano Pozzo (41) y Oscar Cuevas (65), ambos acusados de integrar una asociación ilícita y de adulterar de documentos públicos. Los dos fueron condenados a tres años de prisión efectiva tras un acuerdo llevado a cabo entre el fiscal Omar De Pedro y el abogado defensor, Daniel Rocca.

Estas sentencias se suman a las de Jorge Alberto Layana (53), Juan Pablo Layana (32) y Alberto Chatelain (45), los cuales asumieron la culpabilidad de los hechos y acordaron la misma pena el mes pasado en tribunales. En tanto, el sindicado “líder” de la organización, Ramiro González, falleció el 12 de septiembre a raíz de un paro cardiaco en el hospital José María Cullen. El desbarate de la banda se dio el 1 de septiembre, luego de una investigación iniciada en junio. La misma surgió a raíz de que un hombre comentó en la Municipalidad de Santo Tomé lo fácil que era conseguir un carné de conducir falso en momentos en que se encontraba realizando el habitual tramite burocrático. Ese dato llegó a los pasillos de la Policía de Investigaciones (PDI) de calle 3 de Febrero, por lo que se inició una pesquisa.

Hacían de todo

La organización que operaba desde Santo Tomé tenía una logística armada. Las entregas se efectuaban en aquella ciudad en dos lugares claves: una estación de servicio de Hernandarías y Moreno -a metros de la Avenida Luján y el cruce con la ruta 19- y en la plaza de Obispo Gelabert y Buenos Aires. Por su parte, en la ciudad de Santa Fe, los falsificadores citaban a sus “clientes” a que retiren su pedido por la plazoleta de los Blandengues o más conocida como de “Los Sapitos”, ubicada en Rivadavia y Mendoza, en pleno centro. En cuanto a los precios, la organización había establecido que por ejemplo un carné de conducir costaba alrededor de $2000, mientras que una libreta de sanidad podría oscilar los $250.

Por fuera de esa rama de documentos, el clan confeccionaba también certificados de importación, los cuales son requeridos en la Aduana. En tanto, cualquier persona con estudios incompletos podía lograr sus objetivos a través de títulos secundarios del Ministerio de Educación que también diseñaba la banda. Si bien, el caso está cerrado, los investigadores coinciden que todavía circulan por Santo Tomé y Santa Fe licencias de conducir falsas, lo cual indica un gran peligro, ya que quienes adquirieron esos documentos, puede que tengan serios problemas -de salud, por ejemplo- para adquirirlos.

Fuente: UNO Santa Fe.

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