La sesión del Viernes no fue una más. Vecinos autoconvocados de distintos barrios de la ciudad irrumpieron la sala de sesiones para hacer oír sus numerosos reclamos. Diversas voces y en distintas temáticas fueron expuestas en el recinto y -en este marco- los ediles fueron planteando sus puntos de vista. En primera instancia, el concejal justicialista Julián lschilchen, expuso su posición y contestó a los vecinos diciendo: “debemos aclarar que no es lo mismo la tarea legislativa que el ejecutivo, nosotros no podemos dar una orden para que se arregle una calle o ejecutar una obra, no es de ninguna manera una excusa, pero sí una realidad” advirtió. “Sabemos que el problema es mucho más profundo. Siendo parte de la oposición trato de tener la máxima responsabilidad, pero -además- soy parte de un espacio político en el que pretendemos gobernar la ciudad. De esta manera, todo lo que decimos hoy no deben ser simples críticas, sino debe ser acompañado por soluciones por si algún día nos toca conducir los destinos de Santo Tomé”.
“Lo acontecido hoy es un fuerte llamado de atención para nosotros, ustedes tuvieron que acercarse hasta el concejo para ser escuchados, porque además de soportar los problemas del agua, del alumbrado, del estado de las calles, de la inseguridad, de no poder vivir dignamente, no tienen los canales de comunicación para poder hacer sus respectivos reclamos. Esta situación ha pasado el límite de la racionabilidad y por eso entendemos sus legítimos reclamos. En este sentido, si quieren hacer una llamado por teléfono un día Domingo, no es posible ya que el municipio no cuenta con líneas rotativas para brindarles una solución en un tiempo razonable. Por otra parte, no existe una ordenanza por la cual se establezca que las soluciones se deben ejecutar en un determinado período. De esta manera, si tienen la suerte que lo atiendan, no le dan la respuesta correcta”.
Otro de los puntos abordado por Ischilchen fue la labor del concejo y sus límites en las respuestas. “Muchos de los temas planteados sabemos que exceden la capacidad del ejecutivo. Pero, sin dudas, el tema del agua rebalsó todo límite de paciencia, cuando uno ve el agua que sale de las canillas color marrón, le dan ganas de salir a manifestarse y -como mínimo- pretender que el legislativo lo exima del pago de la tasa, no solo en Loyola, sino en toda la ciudad. Nuestro compromiso en todo lo que esté a nuestro alcance para tratar de soluciones estos problemas y buscar la forma en que la ciudadanía pueda plantear sus quejas, a través de internet, celulares o la menos burocrática posible”.