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Y Llegó el día: Habemus Papam. El sucesor de Francisco

Escribe: José “Pepe” Chena

Para EL SANTOTOMESINO

 

La llegada del nuevo Papa León XIV es una continuidad con el camino del pontificado de Francisco.

Si dividimos los Cardenales papables entre progresistas y conservadores (en el sentido eclesiástico, no político) es un punto medio dentro del progresismo. Ni la vanguardia, ni de los menos progresistas. Es un punto sano para que sigan madurando los necesarios cambios que empezó a transitar Francisco luego que se retirara de su Papado Benedicto XVI.

En una mirada inicial, que el nuevo Papa sea estadounidense no parece ser una buena opción. La iglesia de Estados Unidos es una iglesia que atraviesa grandes controversias y polémicas. Que se encuentra en un duro camino de purificación tras decidir enfrentar temas tan polémicos como la pedofilia. Con ojos mundanos, no parece un buen momento para que de ella surja el sucesor de Pedro.

Pero en la historia de la Iglesia de Roma, lo humano no es más que arcilla en manos del gran alfarero. Su arte siempre se ve plasmada en cada Cónclave. Robert Francis Prevost  Martinez es un religioso de la Orden de los Padres Agustinos dedicado al servicio misionero. De larga trayectoria en tierras peruanas y con una marcada opción por los pobres y necesitados. Con un camino tanto pastoral como académico templado por la oración, la espiritualidad de San Agustín y un contacto con las realidades humanas más duras. Un perfil muy necesario en los tiempos que corren, donde abundan las miserias y los desafíos se suman en un mundo en rápido cambio.

El nombre que ha elegido el nuevo Papa tiene una gran carga simbólica. León XIII fue el Pontífice que abrió la iglesia al mundo del trabajo, a las reformas sociales. Él que con la encíclica Rerum Novarun, inició el camino que 70 años después concluye en el Concilio Vaticano II que transformó para siempre la iglesia abriéndola al mundo actual. Proceso que impulsó Juan  XXIII, el Papa bueno y concretó Pablo VI.

En la secuencia temporal, luego de un breve Papado de Juan Pablo I, siguió Juan Pablo II. Él Papa Misionero. Él moderó el ritmo de los cambios templando ante una gran presión conservadora. En la línea Papal lo sucede Benedicto XVI de corte conservador. Durante su mandato y ante las urgencias que no lograba resolver, decide renunciar y abre el camino a la llegada del Papa Francisco. Con él se retomó prudentemente (para evitar fracturas) el camino de una evolución que acerque a la Iglesia a la realidad de hoy. Abriendo el diálogo dentro de la Iglesia a grandes temas como el divorcio, las guerras, las opciones sexuales, el medio ambiente, el feminismo, el diálogo inter religioso, etc, etc.

Una vez máslos fieles de la Iglesia podemos ver dos cosas:

  • El camino del Espíritu Santo siempre está guiando. Por momentos empujando y por otros frenando para mantener la unidad.
  • Todos los procesos humanos dentro de la Iglesia irremediablemente se subordinan a la guía del Espíritu Santo. Más allá de las posturas y diferencias que parecen irreconciliables. Antes o después, pero siempre.

Él Espíritu Santo es realmente el hilo conductor en una historia que no para. A veces logramos comprenderla y otras no. Pero la Fe es la hace que la veamos como una historia que es nuestra.

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