Este es un reclamo que tiene dos “caras”, por así decirlo. Por un lado están los vecinos de la zona de countries y barrios cerrados de Santo Tomé, en el norte de la ciudad. Por el otro, los habitantes de un sector de la jurisdicción de la Vecinal General Paz, en el centro-este del distrito santotomesino, en las adyacencias de la Planta de Tratamiento de Líquidos Cloacales. Y, justamente, el tema que une a unos y otros, a la hora de reclamar y fijar sus posiciones, es el de la planta depuradora, cuyas instalaciones se encuentran en un estado general desmejorado y con un sistema de tareas obsoleto.

Los primeros le reclaman al Ejecutivo municipal que invierta en su sector -identificado como DUE 23-, y no en la optimización y modernización de la referida planta -como quiere hacer el municipio a través de un proyecto elevado al Concejo-, lo que genera en concepto de plusvalor el desarrollo del complejo habitacional denominado Santomás (en principio unos 63 millones de pesos), porque así lo establece la ordenanza que rige en la materia, la Nº 2.844 de 2011, con sus modificaciones.

El reclamo se fundamenta en que en su propia jurisdicción tienen una serie de problemas y carencias de infraestructura que solucionar (muchos de ellos de larga data), para lo que, dicho por ellos mismos, en todos estos años no han encontrado eco en la Municipalidad de Santo Tomé. Aseguran entender el reclamo de los vecinos de General Paz, pero consideran que los argumentos que esgrimen a la hora de reclamar son suficientemente fundados y sólidos, ya que el dinero proveniente por plusvalía les corresponde por ordenanza. Paralelamente, al ser consultado por este medio, los vecinos citados en segundo término aclararon que ya en mayo de 2016 dieron inicio a un reclamo ante la Defensoría del Pueblo, “por el deficiente y mal funcionamiento” de la Planta de Tratamiento de Líquidos Cloacales, la que se encuentra ubicada entre las calles 12 de Septiembre y José Mármol, y el río Salado.

Olor nauseabundo

En dicho reclamo, los vecinos de General Paz señalan la “inexistencia de medidas de seguridad, sanitarias y bromatológicas” de las instalaciones en cuestión, “a los fines de evitar daños en la salud de quienes habitan dicho sector”. De la planta, describen, “emana en forma continua un olor nauseabundo, tampoco posee seguridad alguna que la circunda, lo cual facilita el ingreso de niños al reservorio de aguas servidas que cuenta un canal a cielo abierto de gran profundidad con el peligro que para ellos acarrea”.

En 2016, acotan, “tampoco funcionaban las bombas extractoras del reservorio en el cual, a través de un caño, expulsaban un líquido oscuro, espeso y con el olor a cloacas”. “Como consecuencia, en las inundaciones de febrero rebasó el reservorio, inundando con dicha contaminación varias manzanas a la redonda”, agregan, a la vez que subrayan que en su momento gran cantidad de camiones atmosféricos, más de treinta diarios, ingresaban a la planta -no solo de Santo Tomé, sino, además, de Santa Fe y Sauce Viejo, entre otras localidades-, para desagotar allí su contenido.

“Tanto transitar a todo horario, incluso en días de fines de semana, y como no se contaba con el mantenimiento adecuado de las calles, ocasionaba la intransitabilidad de las mismas”, aclaran luego, y mencionan que esas deficiencias y todo el cuadro de situación denunciado fueron constatados a a través del Enress. “A su vez, como los líquidos cloacales se desagotaban directamente al río, sin el tratamiento pertinente -con lo que ello ocasiona a la salubridad y medio ambiente-, se intimó al municipio a subsanar tales irregularidades”, añaden. Como única respuesta, concluyen los vecinos, lo que se obtuvo hasta la fecha fue la colocación de un tejido de alambre perimetral, “el que en el transcurso de una semana fue sustraído en su totalidad, a pesar de contar con serenos en la planta”. Su posición fue expuesta por la vecina Ana Oviedo en el Concejo Municipal, mediante el uso, en forma virtual, de la denominada Banca Nº 10.

MALAS CONDICIONES

Según lo explicado por el grupo de vecinos de General Paz, ahora la planta está “en peores condiciones” con relación a 2016, puesto que a los problemas marcados con anterioridad “se le suma el crecimiento de los yuyos y malezas, los arbustos y árboles en el reservorio, y la proliferación de alimañas”. Sin olvidar que están sin iluminación, “lo que aumentó más la inseguridad por el ingreso a cualquier horario de personas ignorando intenciones a la misma”.

Fuente: El Litoral