Unión era levemente superior, pero la intensidad del partido hacía prever que en cualquier momento algo podía suceder. Ambos equipos jugaban sin demasiado temor a cuidar su propio arco y ofrecieron un espectáculo atrapante en los primeros minutos de partido. Daba la impresión que el partido podía abrirse con el mínimo error. Los equipos apostaban a atacar de manera directa, con transiciones rápidas en mitad de cancha que obligó a los jugadores a imprimir un ritmo muy alto para sostener el nivel. Correr y ayudar en la marca fue crucial para evitar que el rival se ponga en ventaja.

Lo que les faltaba a los equipos era traducir todas esas buenas intenciones en llegadas al arco. Faltaban ocasiones frente a los arqueros, obligar a los goleros a tener que intervenir y no solamente cortar centros. Con el pasar del tiempo, la intensidad para jugar se fue transformando en tensión para cortar el juego. Las faltas que se cometían fueron subiendo de gravedad y el árbitro tuvo que intervenir cada vez más seguido. A Unión le faltaba sorprender por las bandas, como sí lo hizo de gran manera en la goleada ante el Ciclón. Ni Esquivel ni Vera, o algún otro jugador, podía ser profundo por los costados y Cuqui Márquez no recibía pelotas para definir.

El primer tiempo se terminaría sin mucha emoción por ocasiones generadas en las áreas. Era lo único que le faltaba a un partido que tenía todo para ofrecer un espectáculo que invite al espectador neutral a quedarse a mirar el partido.

El Segundo tiempo

Todo lo que no había ocurrido en los primeros 45 minutos, sucedió en el comienzo del complemento. En apenas un puñado de segundos, el partido tuvo sus primera ocasiones de gol. Dos para el lado de Huracán y una para Unión, todas muy claras, pero que no terminaron rompiendo el empate por responsabilidad de los arqueros: Marcos Díaz y Sebastián Moyano. Otro cambio que se produjo en este segundo tiempo fue la actitud de Unión. El Tatengue ya no jugaba acelerado, como desesperado por llegar al arco de Díaz. Decidió jugar más tiempo con la pelota, de lado a lado, esperando con paciencia a que se abra un hueco en la defensa del Globo.

Huracán, en cambio, apostó por jugar replegado en su propio campo, invitando al Tatengue a atacar para liberar espacios en defensa. A pesar de que la idea pudo parecer atractiva para Frank Kudelka, el local no tenía jugadores de gran velocidad. Cada vez que recuperaba la pelota, siempre había uno o dos jugadores en una zona cercana que estaban preparados para quitar. El encuentro revertiría su tendencia a partir de la expulsión de Lucas Esquivel, lateral izquierdo de Unión. El hombre de más le permitió a Huracán pasar a dominar el juego, pero sin la claridad necesaria para generarse ocasiones de gol, la gran falla de ambos equipos en la noche de este viernes.

Si el empate ante Lanús daba indicios de una remontada futbolística, la goleada ante San Lorenzo la confirmaba, pero esta actuación de Unión frente a Huracán hace retroceder varios casilleros al Tatengue que sólo remató en dos oportunidades al arco del globo. Esos fueron los únicos intentos del rojiblanco por llevarse los tres puntos. Mucho por mejorar de cara al partido con Talleres.

Síntesis del partido:

Huracán: Marcos Díaz; Ismael Quilez, José Moya, Jonathan Galván, Lucas Merolla, Jonás Acevedo; Franco Cristaldo, Lucas Vera, Claudio Yacob; Jhonatan Candia y Enrique Triverio. Director técnico: Frank Darío Kudelka.

Unión: Sebastián Moyano; Franco Calderón, Juan Portillo, Claudio Corvalán; Federico Vera, Mauro Pittón, Martín Cañete, Lucas Esquivel; Daniel Juárez, Fernando Márquez y Kevin Zenón. Director técnico: Juan Manuel Azconzábal.

Cambios en el segundo tiempo: 17m García (U) por Juárez y Cordero (U) por Márquez; 22m Coccaro (H) por Candia y Toranzo (H) por Vera; 33m Brítez (U) por Vera y González (U) por Zenón; 37m Silva (H) por Acevedo; 49m Gissi (U) por Pittón.

Incidencia en el segundo tiempo: 27m expulsado Esquivel (U).

Árbitro: Nicolás Lamolina.

Estadio: Tomás Adolfo Ducó.

Fuente: Aire de Santa Fe