Los sectores más afectados por la pandemia son aquellos relacionados con la actividad turística, hoy por hoy, prohibida en el país. Hace 120 días que los hoteles de toda la Argentina, más una gran cantidad de bares y restaurantes, no cuentan con ningún otro ingreso más que el Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) para pagar el sueldo de los trabajadores. Sólo el 21% de los establecimientos pudo pagar los salarios completos en junio, en un sector que emplea alrededor de 650 mil personas en total, entre trabajadores registrados, temporarios, monotributistas y negocios llevados adelante por familias enteras.
Un relevamiento de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de Argentina (Fehgra), advierte que el 75% de los empresarios hoteleros y gastronómicos prevén el quiebre de su empresa en caso de que la cuarentena se extienda y no puedan volver a la actividad en un tiempo prudencial. La situación es acuciante y requiere de medidas concretas que permitan que las empresas del rubro permanezcan abiertas en el mientras tanto. Con este objetivo, Fehgra reclama una ley nacional de emergencia para el turismo.
“Nuestra mirada está puesta en cómo se hace para mantener la empresa viva y los puestos de trabajo plenos”, explicó la presidenta de Fehgra, Graciela Fresno, en una entrevista con Luis Mino por Aire de Santa Fe. Para esto, el sector reclama una ley de emergencia a nivel nacional, con cuatro ejes fundamentales: en primer lugar, que el Estado pague los salarios de los trabajadores, hasta que las empresas puedan volver a la normalidad y que esto “esté claramente establecido en la ley”, En segundo lugar, Fresno remarcó la necesidad de un beneficio impositivo: que se exima a las empresas del pago de impuestos para que estas “estén indemne al momento de abrir sus puertas”.
Otra medida tiene que ver con los servicios públicos: “las proveedoras cobran a la hotelería y la gastronomía como si los establecimientos estuvieran abiertos”, subrayó la presidenta de Fehgra, por lo que se pide también que estas cobren por el consumo real y no por los las energías contratadas o la magnitud de los negocios. Finalmente, el proyecto requiere créditos bancarios a tasa cero con amplios plazos de financiación. “Necesitamos capital de trabajo para cuando se pueda volver a funcionar. Después de tantos meses con las puertas cerradas, para poder abrir se necesita otra inversión”, concluyó.
Fuente: Aire de Santa Fe