Cada uno de los ascensos de Unión a lo largo de su historia, conllevan anécdotas y caminos dignos de rememorar. El recordatorio a casi un cuarto de siglo del 5° ascenso a Primera División de los siete que obtuvo a lo largo de toda su historia, refleja uno de los momentos en donde el conjunto tatengue resurgió de un momento complejo desde lo institucional, de la mano de sus divisiones inferiores.
La temporada 95/96 de la B Nacional no había empezado en buenos términos para el conjunto rojiblanco. El club se encontraba en plena crisis económica, con la quiebra “pisándole los talones”, y en diversos conflictos con la barrabrava. En medio de esta situación desoladora y en plena competencia, Ángel Malvicino toma la conducción del club con un apoyo extraordinario, y comenzaría la recuperación tanto dentro, como fuera del ámbito deportivo de Unión.
Una semana antes del comienzo del campeonato, se le ofreció la conducción técnica del club a Carlos Trullet con un objetivo inicial claro: un equipo con base en las inferiores, sumado a algunos jugadores de experiencia que permitan al equipo una temporada modesta, sin complicaciones con el descenso. No había dinero para refuerzos, y en tiempos de reconstrucción, se dio el paso que brindó sus frutos antes de lo esperado en el corto plazo: el ascenso con los chicos del club. El comienzo de Unión en aquel campeonato de Primera B no fue el esperado. Tres derrotas consecutivas (derrota 2 a 0 ante Gimnasia y Tiro de Salta, 4 a 1 como local ante Talleres y 2 a 0 ante Central Córdoba en Rosario), marcaban un destino diferente al que finalmente sucedió. Pese a esto, la hinchada jamás titubeó en su aliento: en el Estadio 15 de Abril, los juveniles fueron vitoreados pese a la goleada frente al equipo cordobés, y una multitud lo acompañó en Rosario, consolidando de esta forma el preludio de una temporada en la que Unión se “destapó” clasificando al Reducido por diferencia de gol: pese a finalizar 13° en el Torneo Apertura, cambió la cara a partir del Clausura: tuvo un sprint final espectacular y finalizó en 3° posición con 37 puntos, a 5 puntos de Talleres, quien fue el campeón.
José Luis Marzo -retornó al club para la segunda rueda y anotó 17 goles, cinco de ellos en el Octogonal-, Darío Cabrol, Eduardo Magnín, Lautaro Trullet, Martín Perezlindo -Campeón Mundial Sub 20 en 1995- Sebastián Clotet, Martín Mazzoni, Rubén Garate, y refuerzos como Pablo Bezombe, Héctor “Pochola” Sánchez y la Araña Maciel, fueron algunos de los nombres que quedaron perpetuados en la historia tatengue al paso que Carlos Trullet iba encontrando el equipo al correr de las fechas. Cabe destacar que dicha clasificación al Reducido, se dio el 18 de mayo de 1996, venciendo por 2 a 1 a Godoy Cruz en Mendoza, con un gol agónico de Sebastián Clotet. De esta manera, igualaba a San Martín de San Juan, Instituto y Atlético Rafaela en la línea de 64 puntos en la tabla acumulada, pero clasificando con los sanjuaninos y cordobeses por la diferencia de gol (Unión tenía +13).
En el Octogonal, Unión fue una topadora, ganando 5 de los 6 encuentros -entre ellos, los dos a Talleres, el campeón del Clausura y perdedor de la final por el 1° ascenso-; cayendo únicamente en el último encuentro, el 13 de julio de 1996, por 1 a 0 ante Instituto. La diferencia de gol obtenida en el partido de ida -ganó 3 a 1 una semana antes, con goles de Mazzoni y Marzo (x2)- en el Estadio 15 de Abril le bastó para obtener el tan ansiado ascenso.
El día que Unión llenó la cancha sin jugar
El regreso triunfal desde Córdoba tras el ascenso fue multitudinario. De todos los pueblos del interior de la provincia se acercaron a la caravana que finalizó en inmediaciones del club un día más tarde, el 14 de julio, donde más de 30 mil personas esperaban al plantel dentro y fuera del Estadio 15 de Abril, para festejar un logro a priori inesperado en los objetivos dirigenciales a comienzo de la temporada, con un equipo armado para lograr objetivos a mediano y largo plazo y evitar complicaciones con el descenso, que luego fue encontrando con el correr de los partidos una oportunidad para conseguir el ascenso.
“Creo que Dios debe ser algo unionista”, se animó a declarar luego del ascenso Ángel Malvicino a los medios santafesinos, en medio del jolgorio popular de una hinchada que celebró la vuelta al lugar que Unión siempre mereció: la Primera División del fútbol argentino.
Fuente: Aire de Santa Fe
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