La engañó por las redes, trasladó hasta su casa en San Agustín y retuvo durante una semana. La adolescente logró escapar después de ser golpeada y abusada, el hombre fue imputado y este viernes quedó en prisión preventiva. Parece sacado de una película de terror, pero sucedió en un pueblo de poco más de mil habitantes ubicado a 25 kilómetros de la capital provincial. Este viernes por la tarde el juez Nicolás Falkenberg ordenó la prisión preventiva de Juan Cruz Panzani (27), luego de que el fiscal Alejandro Benítez le atribuyera los delitos de “abuso sexual con acceso carnal” y “privación ilegítima de la libertad calificada”.

Si bien el imputado se desentendió de la acusación en su contra y la defensora pública que lo asiste, Sonia Bustos, solicitó su libertad bajo medidas alternativas, el magistrado acreditó la probable autoría y consideró que el riesgo de entorpecimiento probatorio no podía mitigarse con otra cautelar que no fuera la de máxima.

Encerrada

A través de Facebook, Panzani se hizo pasar por un joven de 20 años para contactar a la víctima, de 17. Después de un tiempo la visitó en su casa de Santa Fe, e incluso se presentó a sus padres, y la invitó a pasar unos días a su casa de San Agustín. Arribaron al pueblo el martes 7 de diciembre. Todo parecía estar bien al principio, pero la situación dio un giro de 180° cuando la menor quiso irse. La semana siguiente la pasaría, mayoritariamente, encerrada en una habitación, durmiendo en un colchón en el piso.

Según reiteró el fiscal este viernes, la chica pasó dos días sin comer a modo de “castigo”, fue golpeada y sometida reiteradas veces, y también abusada sexualmente. Un día logró escapar y recorrer un par de cuadras, pero un amigo de Panzani la habría encontrado y llevado hasta la casa de calle San Lorenzo sin número, donde fue nuevamente encerrada.

A la ruta

La promesa de “no te voy a dejar volver” y los malos tratos fueron algo continuo. La adolescente estaba tan asustada que siquiera se animó a mencionar lo que le estaba sucediendo las pocas veces que pudo comunicarse con su familia. El lunes 13 de diciembre, alrededor de las 5 de la mañana, aprovechó un descuido de su raptor para escapar por segunda vez. Fue directamente hasta la ruta, con la esperanza de que pasara un colectivo que la llevara a su hogar. Pero después de un tiempo de espera, cambió de planes y se dirigió hasta un centro médico. Estaba muy dolorida.

Allí la recibieron y brindaron atención inmediata, además de contactar a la policía, que a su vez se comunicó con la madre de la chica. Los médicos contaron a los oficiales lo que la víctima les había relatado que, estupefactos, plasmaron todo en el acta de procedimiento que luego enviarían al fiscal Benítez.

Cámara Gesell

Era cerca del mediodía del lunes cuando la víctima y su mamá arribaron a la fiscalía de Esperanza, donde la menor recibió apoyo psicológico y fue revisada por un médico policial, que constató diversas lesiones. El Dr. Benítez ordenó la detención de Panzani, lo imputó y este viernes por la tarde solicitó que permaneciera en prisión preventiva mientras la investigación avanza. Entre sus argumentos, mencionó que el veinteañero conoce a la menor, sabe dónde vive y sus horarios, además de que está al tanto de todas las evidencias incriminantes con las que cuenta la fiscalía.

También se refirió a que la adolescente deberá declarar a través del dispositivo de cámara Gesell, y la libertad del imputado podría ser perjudicial o afectar el testimonio de alguna manera. El juez Falkenberg dio por acreditadas las calificaciones legales escogidas por la fiscalía, el monto de la pena en expectativa (que va de 6 a 21 años de prisión efectiva), y la existencia del riesgo procesal de entorpecimiento probatorio. Por esto, resolvió ordenar la prisión preventiva de Panzani.

Fuente: El Litoral