La novela Polenta arrancó en el último entrenamiento antes de ganarle a Arsenal. Ese día, el defensor uruguayo le comunicó a la secretaría técnica que no iba a jugar más en el club. “El de Arsenal será mi último partido”, les dijo. Y al día siguiente, en el vestuario y luego del encuentro, ratificó la decisión. Fue una cuestión unilateral del jugador, de ninguna manera una imposición o perdido del club, como por allí se dejó entrever.

¿El motivo? Atraso en el pago del préstamo, algo que el presidente Spahn referenció cuando dialogó con El Litoral la noche del encuentro contra Platense. Al igual que lo que ocurre con Mele -y también con el resto de los jugadores que llegaron en esa condición, caso Castrillón- al existir la restricción de giros de dólares al exterior, Unión se ve imposibilitado legalmente de dar cumplimiento a la obligación contraída. Spahn aclaró que el Banco Central autoriza a las instituciones a girar por el monto (más un porcentaje de aumento) menor al que giró en los últimos dos años. Y en el caso de Unión, en uno de esos años no tuvo giros al exterior, razón por la cual no puede pagar lo que debe. ¿Se está haciendo algo?, de hecho que sí. Incluso se estuvieron haciendo averiguaciones en varios bancos y solicitando autorizaciones que, por el momento, han sido rechazadas.

La primera pregunta que surge es: ¿Están al día los jugadores? La respuesta es afirmativa. “Cobraron el sueldo de agosto, septiembre es exigible a partir del 25 de octubre, y se les pagó un dinero de premios adeudados de la Copa Sudamericana. El plantel está al día”, fue la respuesta contundente ante la consulta de El Litoral en Varela. Polenta se entrenó este viernes y seguirá haciéndolo para cumplir con su prestación laboral básica. La decisión no cayó para nada bien, mucho más a tan pocos partidos del final del torneo. El uruguayo llegó al club por expreso pedido de Gustavo Munúa. Y por lo que se pudo saber, cuando Emanuel Brítez se fue a jugar a Brasil, hubo una charla con él para ofrecerle la continuidad ven el 2023. Agradeció, dijo que estaba cómodo en el club, y que al tema lo iba a retomar más sobre el final del vínculo. Esta decisión indudablemente lo deja ya afuera del club, a no ser que revierta considerablemente la situación.

Esta situación por el préstamo de Polenta (con Cerro Largo de Montevideo) y de Mele (con Plaza Colonia) es la misma que con Castrillón y el DIM colombiano. El volante llegó por un año y medio (préstamo que vencerá en diciembre del año que viene) con dos opciones de compra, por un millón de dólares en junio del año que viene y de un millón doscientos mil en diciembre de 2023. Desde Colombia no han llegado reclamos, y de acuerdo a lo que pudo saberse, el contacto con los clubes dueños de los pases es permanente, más allá de unas voces distintas que llegan desde Uruguay, sobre todo por parte de la gente de Plaza Colonia.

Distinta es la situación de Jonathan Álvez, que llegó en condición de libre y por el que no hay opción, al igual que con Polenta. En el caso del delantero, es muy difícil que siga en el club en virtud de los problemas físicos que tuvo. En un momento se había convertido en un referente clave, pero así como el arranque fue bueno, luego acarreó problemas físicos de lesiones que le impidieron alcanzar su mejor nivel futbolístico. El otro jugador con el que se conversará para tomar una decisión con respecto a su continuidad es Claudio Corvalán, un jugador que llegó al club como alternativa (en ese momento estaba en un muy buen nivel Bruno Pittón) y que terminó convirtiéndose en un jugador muy cumplidor e importante para el grupo, al punto de que actualmente es el capitán del equipo

Fuente: El Litoral