Varios delincuentes encapuchados concretaron el lunes por la noche en Santo Tomé un golpe del tipo comando contra un grupo de amigos a quienes sorprendieron festejando un cumpleaños. Tras golpear y maniatar a las víctimas, los ladrones huyeron a bordo de una Traffic repleta de costosos equipos de audio. Horas después el vehículo fue encontrado en Sauce Viejo, aunque sin rastros del valioso cargamento. El grave suceso tuvo lugar en un salón para eventos ubicado sobre ruta nacional 19, a la altura del kilómetro 5 y medio, detrás de un depósito de la firma Macua, en jurisdicción de Santo Tomé.

Allí se encontraba Gonzalo Salas (37), titular de una empresa de sonido profesional para fiestas y eventos, reunido con dos amigos festejando su cumpleaños y sin imaginar ninguno que estaban en la antesala de una pesadilla. El desastre se inició minutos después de la medianoche, justo cuando los amigos se estaban retirando, y son sorprendidos por varios sujetos encapuchados (entre 4 a 6 individuos), algunos de los cuales portaban armas largas. “Bajo amenazas nos hicieron entrar al salón y enseguida nos ordenaron tirarnos al piso. Luego comenzaron a pedir que les entreguemos todo lo que teníamos. Nos pedían dinero, los celulares y las llaves de nuestros autos”, narró Gonzalo a El Litoral.

“A uno de mis amigos le pegaron un ‘culatazo’ en la cabeza. Fue porque nos pedían que desbloqueemos los celulares. Y como el suyo era con reconocimiento facial y no pudo hacerlo funcionar entonces le pegaron”, agregó. “Después con la red de un arco de fútbol nos maniataron de pies y manos y nos encerraron. Luego escucho que ponen en marcha la Renault Master, que estaba repleta de equipos de audio, y se dan a la fuga”, prosiguió. “Como pudimos nos desatamos y avisamos a un guardia privado de la empresa para que llame a la policía. Por suerte vinieron rápido”.

“Un rato después nos enteramos que la traffic había sido encontrada. Estaba a un costado de la autopista, pasando el puente que te lleva al acceso al distrito de Sauce Viejo”, precisó. Lo preocupante del hecho es que, si bien el vehículo fue hallado, de todo el equipamiento de sonido que había cargado no quedaba ni rastros. “Han actuado muy rápido. Estoy seguro que traspasaron los equipos a otro rodado y siguieron la fuga. No obstante, creo que no fue un robo planificado”, opinó Gonzalo, quien estimó que el costo de los elementos robados oscila entre 3 y 4 millones de pesos.

Fuente: El Litoral