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Contaminación en el Salado: piden “tomar conciencia y actuar antes de que el problema se vuelva crítico”

En una reciente investigación de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL y el Conicet, se detectaron contaminantes emergentes en el río Salado, entre ellos ansiolíticos como el diazepam. La doctora Carla Teglia, investigadora a cargo del estudio, habló en el programa 6AM de AIRE y advirtió: “Son concentraciones muy chiquitas, nanogramos por litro, pero no dejan de ser presencia de estos compuestos en la zona”.

Contaminantes emergentes: qué encontraron en el río Salado

El estudio, realizado entre 2020 y 2023, tomó muestras en distintas zonas del río para analizar la presencia de compuestos que no deberían estar en el ambiente. Teglia explicó que se trata de contaminantes emergentes, sustancias que provienen de actividades humanas, como medicamentos y pesticidas, y cuya presencia en el agua puede tener efectos aún desconocidos.

“Un contaminante emergente en el río es un medicamento. Cualquiera de los que nosotros tomamos es emergente en el río, porque no tiene que estar en el río”, detalló la investigadora. “Lo que hicimos fue tomar ‘fotos’ en diferentes momentos y lugares para evaluar su concentración”.

Entre los hallazgos, los investigadores detectaron desde antiparasitarios hasta ansiolíticos como clonazepam y diazepam. También encontraron restos de clorpirifos, un insecticida ampliamente utilizado en el país hasta su prohibición en 2020. Según Teglia, la detección de este químico en 2021 y 2022 mostró que su presencia en el ambiente persiste hasta que se agota el stock utilizado por los productores. Sin embargo, en 2023 ya no se encontró, lo que confirma que las regulaciones pueden ser efectivas.

Cómo llegan estos contaminantes al río Salado

Si bien la investigación no detalla los mecanismos exactos por los cuales estos contaminantes terminan en el río Salado, Teglia sugiere que su presencia está ligada a actividades humanas y la falta de regulaciones. Las descargas cloacales, el escurrimiento agrícola y el uso indiscriminado de ciertos productos podrían ser factores clave en la contaminación del agua. Sin embargo, aún se necesita más investigación para determinar las fuentes precisas y su impacto.

Más allá de que las concentraciones encontradas son bajas, Teglia subraya que esto no significa que no haya riesgo. “No son concentraciones alarmantes, pero están apareciendo. Es un llamado de atención. Hay que empezar a hacer algo ya”, enfatizó la especialista. En este sentido, destacó la necesidad de avanzar en regulaciones y medidas preventivas: “A nivel ambiente siempre lo dejamos para lo último. Nuestro trabajo es marcar una alerta, un llamado de atención para empezar a hacer algo ya”. El equipo de investigación planea continuar con el monitoreo del río en los próximos años para evaluar la evolución de estos contaminantes y su impacto en el ecosistema. Mientras tanto, instan a las autoridades y la sociedad a tomar conciencia y actuar antes de que el problema se vuelva crítico”

Fuente: Aire de Santa

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