Corría el año 1994 cuando la vecina localidad de Gálvez y toda su zona de influencia comenzaba a conocer el nombre de un adolescente cuyo talento y capacidad física lo hacían descollar y destacarse en cada uno de los partidos que disputaba en categorías formativas con la camiseta del club Ceci. De esta forma, el nombre de Andrés Nocioni tardó poco tiempo en trascender como el de una de las grandes promesas que tenía el deporte de esta región merced a sus cualidades físicas poco usuales para sus 14 años de edad pero también a una voluntad muy pocas veces vista. En aquel entonces, Unión Santo Tomé era una institución de vanguardia en cuanto al trabajo de divisiones inferiores se refiere, no solo por la proliferación de jóvenes valores nacidos en nuestra ciudad sino también por la capacidad de entrenadores y dirigentes para descubrir esta clase de talentos y “reclutarlos” para que vengan a terminar de formarse con la camiseta rojinegra.

Como era de suponerse, no bastó demasiada observación para que las autoridades del CUST decidieran darle una posibilidad a un Nocioni que a principios de 1995 decidió armar sus valijas y mudarse a nuestra ciudad convencida de que este era su primer escalón para conseguir el sueño de jugar al basquetbol al más alto nivel profesional. En apenas un año como jugador de Unión Santo Tomé, Andrés “Chapu” Nocioni no solo logro integrarse en los equipos de las divisiones inferiores sino que además fue parte fundamental del equipo de Primera División que en esa inolvidable temporada consiguió los únicos dos títulos que la institución ha logrado a lo largo de toda su historia en la ASB. La evolución de Nocioni era notable y así fue que su nombre llegó a oídos nada menos que de León Najnudel, el mítico entrenador que fuera creador de la Liga Nacional y que sembrara la semilla que luego dio paso a esa Generación Dorada de la que Andrés fue parte fundamental de su éxito y de su legado.

Cuenta la leyenda que el propio Najnudel llegó un día hasta el Pay Zumé y que viendo apenas un par de minutos de Nocioni en cancha se convenció de su capacidad para ficharlo en el Racing Club de Avellaneda, el club de Liga Nacional que por entonces dirigía. Fue así que en menos de un año el pibe de Gálvez llegaba a los primeros planos de nuestro básquet, siendo ese apenas el primer peldaño de una carrera que no conoció nunca de límites al momento de llegar a la gloria. Lo que vino después es historia conocida, con la conquista del mundo y el oro olímpico con la camiseta argentina, las destacadas tareas en las ligas más importantes de Europa y hasta un paso exitoso por la NBA, demostrando que los dirigentes y entrenadores de Unión Santo Tomé que lo vieron a sus 14 años no se equivocaban. Esta semana, el Chapu anunció desde Madrid que a fin de temporada dejará de jugar al básquet, consciente de que su recuerdo y su estrella serán imborrables en Gálvez, en Santo Tomé y en cada una de las ciudades por donde pasó su básquet.

La trayectoria

La carrera de “Chapu” continuó en Racing Club, Olimpia de Venado Tuerto, Independiente de General Pico, Tau Cerámica, Básquet Manresa, Tau Cerámica, Chicago Bulls, Sacramento Kings, Philadelphia 76ers, Peñarol de Mar del Plata (a préstamo para el Súper 8 de 2011), Caja Laboral Baskonia y desde 2014 hasta la actualidad el Real Madrid. Sin dudas que también dejó su huella por la Selección Argentina, cuando se consagró junto a Ginóbili, Scola y la Generación Dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. La última hazaña de Nocioni con la celeste y blanca fue su tremenda actuación ante Brasil, en los JJ.OO de Río 2016.

Fotos: El Litoral.com