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por
la redacción
Colón salió con ímpetu en el inicio, pero la falta de precisión le impidió romper el cero ante Temperley. Un gol anulado a Gigliotti y decisiones arbitrales polémicas marcaron un partido que se volvió trabado y con pocas emociones en el segundo tiempo.
El Sabalero arrancó el partido con una gran energía, decidido a llevarse por delante a Temperley. El recibimiento fue imponente, con fuegos artificiales y un fuerte grito de aliento de la hinchada Rojinegra.
Colón buscó el gol desde el principio, con disparos que fueron bien controlados por el arquero Mastrolía. Además, se mostró peligroso por la banda derecha, con las proyecciones de Jourdan generando varios desbordes.
El equipo estuvo muy cerca de abrir el marcador cuando aprovechó un error en la defensa de Temperley, pero, a pesar de dejar a la línea defensiva rival desarmada, la precisión falló en el momento de la definición.
El ambiente en el estadio empezó a caldearse cuando Guillermo Ortíz interceptó una pelota profunda lanzada hacia López. El defensor de Colón, al darse cuenta de que debía evitar que el delantero rival tuviera la posibilidad de sacar un lateral, se apresuró a tomar la pelota. Esta acción generó una reacción de López, quien comenzó a empujar a Ortíz, lo que provocó un pequeño altercado entre los jugadores. Penel decidió amonestar a ambos jugadores.
En la jugada siguiente, cometieron una falta contra Barreto, que el árbitro Penel sancionó correctamente. Sin embargo, todo Colón se hizo oír, reclamando con fuerza que el árbitro mostrara tarjeta amarilla al infractor. Esta nueva situación desató más discusiones entre los jugadores, quienes continuaron intercambiando reproches.
Genaro Rossi fue uno de los jugadores más exigidos en Colón durante el partido, mostrando un notable desgaste físico en el campo de juego. Se ofreció constantemente como una opción de descarga para sus compañeros, recorriendo todo el terreno de juego y participando activamente en las jugadas. Sin embargo, la férrea defensa de Temperley le imprimió un rigor físico considerable, lo que hizo que el delantero Rojinegro constantemente tambaleara y tuviera dificultades para mantener su ritmo. A medida que avanzaba el tiempo, Rossi se vio afectado por el esfuerzo físico y, cerca de los 33 minutos del primer tiempo, tuvo que abandonar el campo de juego, tomándose el tobillo izquierdo, lo que indicaba que la molestia era seria. En su lugar, ingresó el Puma Gigliotti, quien fue recibido por la hinchada Rojinegra con un fuerte aplauso.
Colón arrancó el segundo tiempo con una actitud ofensiva, buscando crear peligro mediante envíos aéreos que fueran dirigidos hacia el área, con la intención de encontrar a Gigliotti en una posición favorable. En uno de esos centros, el balón llegó a la cabeza del “Puma”, quien, con un buen movimiento, logró conectar y mandó la pelota al fondo de la red, desatando la euforia de la hinchada Sabalera. Sin embargo, el árbitro asistente no tardó en levantar su bandera, señalando que Gigliotti se encontraba en posición adelantada, anulando así el gol y cortando el festejo del equipo.
El partido comenzó a volverse cada vez más trabado y luchado, con muy poco espacio para el juego fluido debido a las constantes interrupciones. El árbitro Penel, por su parte, tomó decisiones que no fueron del agrado de los jugadores y la hinchada. Los reclamos comenzaron a repetirse debido a la percepción de que los futbolistas de Temperley cometían faltas sin recibir la sanción correspondiente.
A lo largo de todo el segundo tiempo, el desarrollo del partido se mantuvo con las mismas imprecisiones que habían sido una constante en gran parte del encuentro. Con el paso de los minutos, el desgaste físico comenzó a hacerse evidente en los jugadores, quienes sintieron el esfuerzo realizado en los momentos de mayor intensidad. Tanto Colón como Temperley carecieron de claridad en los últimos metros y no lograron generar situaciones de peligro concretas sobre los arcos rivales. Finalmente, el encuentro concluyó con un empate sin goles
Fuente: FM Sol
