Unión ya palpita el regreso a los entrenamientos este lunes, con los controles realizados y las medidas sanitarias que amerita el protocolo emitido por la AFA y aprobado por el Gobierno Nacional. Es el primer paso firme con Juan Azconzábal tachando los días para ver cara a cara a sus nuevos pupilos, luego de arribar la semana anterior a la capital provincial y someterse a una nueva cuarentena. Más allá de los tiempos, algo remanido en este presente difícil, para tener certezas de una competencia oficial, al menos Unión sabe que en octubre y principios de noviembre se le vienen dos cotejos ante rival a designar por la segunda fase de la Copa Sudamericana.

Independientemente de esto, y de lo que se pueda jugar como torneo corto a nivel nacional, el nuevo Unión debe contar como mínimo con cuatro o cinco caras nuevas, para devolver el toque de jerarquía que perdió con bajas importantes. Entonces, dentro de los apellidos ofrecidos, sondeos y averiguaciones, hay dos situaciones muy particulares que se suscitaron en los últimos días, tanto para Unión como para Vélez, otro equipo que ahora con Mauricio Pellegrino como nuevo entrenador, también salió al mercado a buscar caras nuevas.

El primero es el de Joel Carli, quien tras su paso por Botafogo pegó la vuelta al fútbol argentino. Primero se habló de su retorno a Aldosivi, luego comenzó a tallar Vélez pero en las últimas horas parece Unión como su nueva fuente laboral. El defensor es una gran opción en caso de no arreglar con Bottinelli. Fueron importantes las declaraciones de su representante este sábado a LT10 y allegados al jugador hasta hablan de que comenzó a averiguar por la vivienda en la cual residiría en Santa Fe.

El otro nombre apuntado por el Tate y los de Liniers es el delantero Sebastián Ribas, por el momento entrenándose en un gimnasio de Rosario, a la espera de conocer su futuro. El pase pertenece a Lanús y el Charrúa tiene ganas de quedarse en el Canalla, pero Unión y Vélez también quieren contar con sus servicios. Está claro que las partidas de Walter Bou y Nicolás Mazzola dejaron un hueco en el ataque rojiblanco, que la dirigencia intentará llenar con un futbolista que tenga capacidad anotadora. Por el momento son dos coincidencias de un mercado que no remontará y donde cada jugador puede figurar en el radar de varios clubes, ante la escasez que entrega la transferencia de valores en medio de la pandemia.

Fuente: UNO Santa Fe