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Sigue el robo sistemático de rejas de desagües y medidores de agua en SantoTomé

Sigue el robo sistemático de rejas de desagües y medidores de agua en SantoTomé

Desde hace ya varios meses, al municipio santotomesino le preocupa y lo ocupa un problema muy puntual, agravado en las últimas semanas: el robo reiterado y casi sistemático, por expresarlo de alguna manera, de las rejas de las alcantarillas y de medidores de agua. Tal es así que, dentro del control que lleva la Secretaría de Obras Públicas local, a cargo de Sergio Trevisani, al 6 de diciembre de 2021, debieron ser repuestas 83 rejillas de desagües pluviales –en distintos sectores de la localidad-, de las cuales 55 fueron fabricadas en la herrería municipal y las otras 28, hechas de fundición, fueron adquiridas.

El costo que debe afrontar la Municipalidad de Santo Tomé por semejante pérdida y su consiguiente reposición es realmente importante, ya que una sola de esas alcantarillas de fundición tiene un costo de 23.000 a 27.000 pesos, precio que se incrementa si no se consiguen en plaza y hay que traerlas desde Buenos Aires. A ello hay que agregarle los numerosos inconvenientes y el peligro inminente que implican la sustracción y el faltante de la reja, tanto para transeúntes, como ciclistas, automovilistas y conductores de motovehículos, por el riesgo que la misma representa hasta el momento en que puede ser reemplazada por otra.

“Nosotros consideramos que es un acto criminal”, comentó Trevisani a este medio, “porque generalmente son sustraídas de madrugada, por lo que hasta que no se hace de día, que puede notarse que faltan, o lo denuncia el propio vecino del lugar, no se puede saber dónde es que están faltando”. Lo primero que se hace cuando son notificados del robo, es una señalización preventiva -lo suficientemente notoria y distintiva como para hacer visible el inconveniente-, ya que la reposición es un proceso que lleva su tiempo y demora. Después se procede a reponerlas, con las dos alternativas antes descriptas (de hierro y de fundición). En algunos casos las rejillas nuevas son soldadas, para evitar que sigan siendo robadas, pero, aun así el problema subsiste, dijo Trevisani.

“El vandalismo es tal, que se las ingenian para seguir sacándolas”, aclaró, “en especial a las de fundición, las que seguramente son comercializadas en los lugares de acoples de materiales”. “Hicimos todas las denuncias y aportamos lo que está a nuestro alcance para que la Justicia investigue. Concurrimos a la Agencia de Investigación Criminal en un par de oportunidades, pero hasta la fecha no tuvimos novedades sobre alguien detenido”, amplió el funcionario.

Modus operandi

“Hemos reclamado fuertemente y la intendenta ha pedido en reiteradas oportunidades para que se investigue, porque más allá del daño económico está el peligro que representa para cualquier ciudadano, ya que hubo roturas de vehículos por este motivo”, acotó Trevisani. A su vez, en lo que respecta a la sustracción de medidores de agua, destacó que “es tanto o más preocupante que la de alcantarillas”, ya que el número de artefactos robados ya se acerca al centenar. Respecto a lo anterior, Trevisani confirmó que en un solo día, el viernes 3 de diciembre para más datos, se registraron 15 sustracciones en distintos barrios de la ciudad, con una mayor incidencia en un sector de la zona sur del distrito. Además, explicó que cuando se hacen las conexiones al sistema de agua, hay situaciones en las que el municipio se hace cargo del medidor, pero en otras es el propietario el que aporta dicho elemento.

Si el faltante se da en uno de estos últimos casos, aclaró, se le pide a cada uno de los propietarios que haga la denuncia policial. Los medidores, que son robados por lo general de noche, tienen entre dos y cuatro años de haber sido colocados, algunos cuentan con componentes de bronce y de fundición, pero en otros prevalece mayormente el material plástico. “No sabemos si se trata de puro vandalismo o si hay una intencionalidad, para poner en problemas al municipio”, añadió Trevisani. “El hecho es que se saca el medidor y la cañería, que por lo general es de media pulgada, se convierte en una salida excedente de agua. Los vecinos advierten la pérdida y nos avisan, entonces tenemos que recurrir a una cuadrilla municipal en forma urgente, para atender dicha necesidad, porque el que se pierde es un volumen de agua importante”, continuó.

Nuestra intención, expuso Trevisani, “es devolver el servicio y restituírselo lo más rápido posible al vecino”. “Pero el problema es que son tantos los casos que llama la atención, porque se convierte en una gran preocupación para la gestión municipal”, prosiguió. “Por eso apelamos a la responsabilidad de los vecinos para que, ante cualquier situación extraña que puedan advertir, hagan el esfuerzo de avisar lo que pasa al 911 y denuncien el hecho, porque más allá de lo que pueda hacer el municipio, para que este daño pueda ser combatido correctamente, tienen que intervenir las fuerzas que cuentan con la logística y las posibilidades de investigación para eso”, concluyó.

Fuente: El Litoral

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