Pablo Cococcioni ya inició su gestión como ministro de Seguridad del gobernador electo Maximiliano Pullaro. Claro que no de manera formal; le restan más de dos meses para asumir, pero empezó a pulir los lineamientos para arrancar sin sobresaltos al mando del ministerio más caliente y que más expectativas despierta del próximo gobierno. Más aún, si se tiene en cuenta que el plan es colocar el área de Justicia en la misma cartera, lo que la convertiría en la de mayor peso del gabinete.

“Para agilizar el proceso avanzamos con un pedido puntual de algunas cuestiones para tener información con un grado de detalle (…) nos focalizamos en los recursos con que nos encontraremos el 11 de diciembre”, sostuvo frente a la prensa ni bien salió de la primera reunión de seguridad en la transición. La intención que transmite es no perder tiempo y así evitar tener que ajustar clavijas recién después de asumir.

Por eso ya solicitó al gobierno saliente, puntualmente a los ministros de Seguridad, Claudio Brilloni, y al de Gestión Pública, Marcos Corach, variables generales: cantidad de efectivos en servicio y móviles policiales, población reclusa, procesos licitatorios en marcha, obra pública, armamento. A la par de Cococcioni se sentó la abogada Florencia Blotta, otra exfuncionaria de estrecha confianza de Pullaro, con experiencia en el equipo de seguridad 2015-2019, responsable del OJO, el centro de monitoreo que se montó para aquella época.

Pasado en limpio, el futuro ministro quiere un inventario de qué elementos de trabajo posee la fuerza y de la estructura ministerial para el día uno. Esto se contrapone con lo que sucedió en la transición anterior, cuando Omar Perotti confirmó a Marcelo Sain recién a principios de diciembre de 2019, unos días antes de su asunción en la Casa Gris.

Penalista y centinela

Cococcioni es abogado penalista y profesor de la Universidad del Litoral (UNL). Cuenta con la ventaja de haber logrado la confianza de Pullaro hace varios años cuando era el encargado de Asuntos Penitenciarios de su gestión en Seguridad durante el gobierno del Frente Progresista. Fue el funcionario que trabajó estrechamente con el entonces ministro para desactivar la bomba de tiempo que significaba tener un millar de presos repartidos en comisarías y pasarlos al sistema penitenciario.

En este sentido, desde el equipo de gobierno destacan que fue el responsable de poner en marcha el programa de obra pública carcelaria con 2800 nuevas plazas, y los pabellones para reclusos de alto perfil (2015-2019). “Son los que sacó Perotti”, aclaran con algo de saña. Una de las promesas de campaña fue reactivar esos pabellones, además de construir una nueva cárcel con tres plazas orientada a presos de alto perfil.

Otra ventaja a favor, que se evidenció en la serenidad con que se movió en la primera reunión de la transición, es que tiene asegurada su designación como ministro desde hace tiempo. Por lo tanto, no tiene más que poner en marcha el proceso, sin lugar a someterse a especulaciones políticas respecto a su futuro.

Además de su recorrido académico -con dos libros publicados-, lo definen como práctico y resolutivo, con la ventaja de tener fogueo por su pasado en el Servicio Penitenciario, un ambiente complejo y fangoso. Por lo tanto le suma roce directo con las fuerzas de seguridad y la actividad penal desde el Estado.

El gobernador electo señaló durante los últimos años las necesidades que requieren los policías. Incluso, mantuvo diálogo con la fuerza durante estos años fuera del gobierno, y Cococcioni no fue ajeno. Confían en que la policía va a acompañar en la nueva etapa sin los problemas de conducción que se vieron en la actual gestión.

Al ser abogado penalista y haber sido secretario de Coordinación de Gabinete de Seguridad y Articulación con el Poder Judicial en 2018 y 2019, en el último tramo del gobierno de Miguel Lifschitz, tiene a disposición conocimiento y vínculos en el terreno tribunalicio. Esto no es menor ante la incorporación de Justicia al ministerio de Seguridad.

En síntesis, conoce el funcionamiento del sistema desde adentro, sus entrañas y sus reveses. “Necesitamos alguien resolutivo, no un teórico ni un diagnosticador, alguien que conozca cómo son los engranajes y los problemas y se ponga a resolverlos”, explicaron en el pullarismo.

Fuente: Letra P