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por
la redacción
Mariela B., la remisera imputada por el homicidio de Luis Pagani, ocurrido el pasado 2 de noviembre en el límite entre Santo Tomé y Colonia San José, ingresó a la sala escoltada por una policía de la Guardia de tribunales. Con ropas livianas, barbijo puesto y lentes, se sentó en el banquillo de los acusados. Acompañada por su abogado, Esteban Yossen, escuchó los cargos que le atribuyó el fiscal Gonzalo Iglesias y se mantuvo inmutable durante la hora que duró la audiencia. Solamente al final, cuando el juez Nicolás Falkenberg debía resolver por su situación procesal pidió la palabra. “Soy inocente”, declaró y prestó atención a lo que su señoría iba a determinar.
“Todos los elementos indican que la imputada no es ajena al hecho”, sostuvo Falkenberg y ordenó la prisión preventiva para la mujer de 36 años oriunda de Santo Tomé, que es madre de dos hijas menores de edad y que tiene al cuidado suyo un nieto. La misma fue detenida el martes de la semana pasada tras seis allanamientos que ejecutó la Agencia de Investigación Criminal (AIC) en el marco de la investigación que conduce el fiscal Iglesias tras haber sido encontrado el cuerpo de Pagani.
El cadáver estaba en un descampado situado en el cruce de la vía y calle Richeri en zona este. Se encontraba arrimado a un arbusto, boca arriba y tenía pocas prendas de vestir. El hallazgo estuvo a cargo de un motociclista que recorría la zona y al pasar por el lugar notó la presencia del cuerpo. Movilizado por el tétrico momento el conductor fue hasta lo de un amigo, contó lo que había visto y ambos regresaron juntos al lugar. En medio de ello, informaron de la situación a un móvil policial que vieron en el camino y luego lo guiaron hasta donde hallaba el fallecido.
La situación fue informada al personal de la Comisaria 23 por lo que fue convocado el gabinete criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal, como así también a los investigadores de la Sección Homicidios. Seguidamente, informaron el suceso al fiscal Iglesias y el funcionario dispuso que el cuerpo sea llevado a la morgue judicial para su posterior examen de autopsia, el cual develó que el muerto presentaba múltiples heridas de arma blanca en tórax, cuello, cuero cabelludo y brazos. Un día después, mediante el cotejo de las huellas dactilares se estableció que aquel misterioso cuerpo era el de Luis Pagani, de más de sesenta años. ¿Cómo había llegado hasta allí?, es la duda que persiste, sin embargo, por ahora los caminos conducen a una sola persona: Mariela B., la remisera que conducía un Fiat Palio perteneciente a la empresa Virgen del Lujan. La principal pieza de un caso sobre el cual quedan varios cabos por atar.
Un viaje letal
La mujer fue imputada el pasado miércoles por el fiscal Iglesias como autora penalmente responsable de “homicidio” y “hurto” tras sostener que la misma, el día del crimen, buscó a Pagani en su domicilio y luego lo trasladó hasta la zona donde se presume fue cometido el homicidio. Finalmente, este viernes el funcionario del área de la Unidad Especial de Homicidios respaldó la acusación con una serie de evidencias que recolectó durante los últimos días. De las pruebas presentadas la que mayormente complicó a la remisera fue la del monitoreo del GPS que tenía el vehículo que conducía. Según develó aquel peritaje, el vehículo estuvo a las 7.08 en la casa de Pagani, en avenida Luján al 2300 y cuatro minutos después, a las 7.12, el vehículo se fue del lugar. A las 8.00 el coche fue hasta el domicilio de la mujer y 57 minutos después tomó la ruta 19 en dirección al oeste.
Unos minutos después, a las 9.04, el Fiat Palio fue localizado en el lugar donde ocurrió presuntamente el crimen. Allí estuvo unos minutos y a las 9.10 se fue de la zona rural y se dirigió hasta el centro de Santo Tomé. Finalmente, a las 9.39, el móvil volvió a la casa de Pagani y a las 9.44 se retiró. Para el fiscal tales recorridos develaron que por lo menos la imputada estuvo en el lugar de los hechos y que tuvo contacto con el fallecido Pagani.
El televisor y la sustancia
El material probatorio presentado por Iglesias también apunta a una serie de testigos que declararon haber visto a una mujer con una niña hacerse presente en la casa de Pagani aquella mañana en la que se sospecha que fue cometido el asesinato. El dato que llama la atención a los investigadores es que la vivienda donde residía el fallecido no tenía ningún tipo de puerta o abertura forzada. Como si alguien hubiera tenido la llave para ingresar al domicilio y así llevarse un televisor 29 pulgadas.
No obstante ello, el fiscal explicó además que la pesquisa llevó a cabo la prueba de luminol, un peritaje forense que se utiliza para detectar trazas de sangre en una escena del crimen. Tal estudio se ejecutó en el vehículo Fiat Palio que manejaba la imputada. En el mismo se encontraron muestras que fueron enviadas a pericia para determinar si corresponden al fallecido. En caso de ser así, la situación de la remisera se agravaría aún más.
Apelación en camino
Tras conocer el fallo de Falkenberg, la defensa de Mariela R. anticipó que recurrirá a la Cámara de Apelaciones para revertir la resolución tras sostener que el magistrado tuvo una serie de inconsistencias al momento de ordenar la prisión preventiva. “Estamos ante una persona que tiene la función de ser remisera que el día del hecho lo único que hizo fue a recoger un pasaje y trasladarlo de un punto a otro punto”, explicó Yossen a Aire Digital. “Luego continuó su jornada laboral como cualquier otro remisero”, agregó. Por el momento, la remisera permanecerá detenida con prisión preventiva hasta tanto el caso revea si surgen nuevas evidencias que puedan incriminarla aún más en el crimen de Pagani o la ayuden a esclarecer su situación. Mientras tanto, pesa sobre ella haber realizado un viaje con destino a la muerte.
Fuente: Aire de Santa Fe

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