Juan Carlos Pérez Leiva, de la Fundación Terra, charló con Veo Noticias sobre la bajante histórica que provoca que la Laguna Juan de Garay se encuentre casi vacía. “El tema de la sequía de la Laguna se debe fundamentalmente a la falta de lluvias. En el caso especial de la laguna hay una cuestión que pueden ser las obstrucciones que tiene al norte y al sur, una por la madre del hombre al sur por una caleta que hizo indebidamente una empresa privada. También es la acumulación de sedimentos que nunca se han limpiado”.

Además, dijo que “la bajante del río tiene mucho que ver también, con muy poco caudal de agua”. “No me puedo aventurar a qué pasaría si la laguna queda sin agua, es algo que tienen que decir los especialistas, pero perderíamos. Es un ciclo, está el fenómeno de la Niña, la quema de pastizales, hay un sin número de cuestiones del clima que acompañan al deterioro de humedales y lagunas”, explicó.

A fines del año pasado dábamos cuenta de que la laguna Juan de Garay (exlaguna Bedetti) está a punto de secarse en Santo Tomé por la bajante en la cuenca del río Salado y por la crítica falta de lluvias. Sólo queda un círculo de agua en el centro del humedal, que se va evaporando progresivamente por el intenso calor. La laguna es la primera área natural protegida de la ciudad, con una presencia importante de aves, tortugas y también peces, cuya población quedó muy reducida luego de la mortandad masiva en noviembre del 2020 y otro episodio similar que se registró este año. En noviembre del 2020, luego de la muerte de los peces, la laguna Bedetti también estuvo a punto de secarse, pero se recuperó con la reactivación de las lluvias.

¿Se puede secar completamente? 

Los especialistas que hablaron con Aire Digital no lo descartan pero tampoco pueden confirmarlo. Pablo Collins (director del Inali), Ricardo Giacosa (investigador del Instituto Nacional del Agua) y Gustavo Ferreyra (especialista de la Secretaría de Recursos Hídricos de Santa Fe) coinciden en que es una posibilidad que va a depender de la evolución del río Salado -la laguna está al lado de su desembocadura- y también del río Coronda, que influye mucho en el agua de la laguna. Hoy el humedal está aislado de los dos ríos pero existe la posibilidad de que en parte se alimente a través del agua subterránea. Para Giacosa, que ha estudiado la cuenca del Salado, la bajante es importante y comparable a las de los años 70. “Como dato anecdótico, recuerdo que el 26 de junio por el puente sobre la ruta 70, cerca de Recreo, el Salado pasaba con un caudal de apenas un metro cúbico por segundo y la superficie del río quedó como escarchada por el frío”, contó el investigador del INA. En ese mismo punto, en la crecida de abril de 2003 el caudal del río arañó los 4.000 metros cúbicos por segundo (3.950).

Fuente: VEO Noticias / Aire de Santa Fe