Una seguidilla de hechos violentos (que van desde amenazas por redes sociales hasta disparos con armas de fuego) atraviesa por estos días el barrio Villa Luján, en la zona sur de la ciudad de Santo Tomé. Los protagonistas de dichos incidentes son los miembros de dos familias que residen en el lugar a tres cuadras de distancia una de la otra. En superficie lo que obró como disparador del conflicto fue la desaparición de una bicicleta. Aunque en rigor se desconoce si son otros los motivos de la discordia. Ambos grupos se acusan entre sí e intercambian denuncias motivo por el cual personal policial y de la justicia ya están al tanto de esta situación. En este sentido se aguardan algunas medidas para las próximas horas.
Así empezó todo
“Si hay que ubicar una fecha donde comenzaron los problemas, es el 12 de febrero”, dice Micaela Berdun (24) en diálogo con El Litoral. “Ese día un primo nuestro, que es de apellido Arredondo, apareció por mi casa con una bicicleta que era de su hermana. Después de un rato este muchacho se fue a juntar con sus amigos en otra casa. “Los problemas comenzaron luego cuando vino la madre de este joven preguntando por el y por la bicicleta. Mi mamá le dijo que estaba en otra casa con su amigos. La mujer fue hasta ese lugar y ahí se enteró que habían vendido la bicicleta.”.
“A partir de entonces mi primo inició una serie de agresiones contra nosotros. Nos hace llegar mensajes donde nos trata de ‘buchones’, de ‘vigilantes’, que lo habíamos mandado ‘al frente’ por la venta de la bicicleta. Mi mamá le contesta que no le tiene miedo. Pero las amenazas fueron subiendo de tono, entones mi madre se decidió e hizo la denuncia”, agregó. “El 16 de febrero fuimos a la comisaría 23 y presentamos las capturas de los mensajes que nos mandaban. Por Facebook, por Instagram y con ‘pasadas’ que hacían frente a nuestro domicilio donde nos mostraban que tenían armas de fuego”.
La respuesta de esta gente entonces fue denunciarnos a nosotros. En realidad hicieron una falsa denuncia acusando a mi madre de que era ella la que los amenazaba por teléfono y por Facebook. “Ese mismo día (el 16 de febrero) pasaron por mi domicilio, insultaron y efectuaron dos tiros al aire. Llamé al 911 y después fui a la comisaria para hacer la denuncia. Pero no todo terminó ahí. Al día siguiente ocurrió lo mismo entonces fuimos al Centro Territorial de Denuncias.
Allanamiento
“Después de esos incidentes -prosiguió Micaela- personal de Investigaciones de la policía me llama para una entrevista. Yo voy y doy datos de todo. De las armas de fuego; de cómo las consiguen; dónde las esconden; quién se la da, en fin…. dije todo. El 22 de marzo hicieron allanaron la casa de mis primos pero dio resultado negativo, no encontraron nada. Trasladaron a tres personas pero luego las soltaron. Entonces los problemas siguieron.
Tres días de tiroteos
“El 24 de marzo ellos vienen de nuevo y efectúan 5 tiros contra mi casa. Llamamos al 911pero los peritos nunca vinieron. Al día siguiente pasó lo mismo. Y el 26 de marzo de nuevo tirotearon mi casa. Fueron tres días consecutivos de tiroteos. Después nos hacían llegar mensajes en tono de burla. ¡¡Cómo te quedó la casa… jajaja !!”, nos decían. “La semana pasada llego de trabajar y me encuentro con una notificación de medida de distancia que hay contra mi mamá, su pareja y todos mis hermanos, donde se nos dice que no podemos acercarnos a mi tía. La verdad que no entiendo nada. Estamos pasando de víctimas a victimarios. Esa mujer va y llora un poco y le creen todo”, se quejó.
Fuente: El Litoral