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Olimpiadas de Filosofia: Dos santotomesinos participaron de la final nacional

Olimpiadas de Filosofia: Dos santotomesinos participaron de la final nacional

De la filosofía se dicen muchas cosas malas: Que no sirve para nada, que no es productiva, que no te lleva a ningún lado. Frases arrastradas por una brisa pesada, de malas vibras; pero que, aun con ruindad, no dejan de ser ciertas. Sin embargo, este cariz es el que seduce desde el principio de los tiempos a las mentes más inquietas. Y esto mismo fue lo que atrajo a cinco jóvenes de nuestra provincia que, motivados por la improductividad, llegaron hasta la instancia nacional de las Olimpíadas de Filosofía.

En Villa La Angostura -sede de la final- permanecieron durante 7, 8 y 9 de noviembre Mercedes Oliveros Guarido, de la escuela Nuestra Señora del Calvario; Ignacio Martínez Bolcatto del Colegio La Salle Jobson; Franco Coccia de la escuela República del Perú de Santo Tomé; Sofía Petronelli de la Inmaculada de Santo Tomé; y Victoria Rodríguez, de la escuela técnica Miguel Castellanos de San José de la Esquina. Luego de lo que consideraron una “hermosa experiencia”, se acercaron a la Redacción del Diario El Litoral para contar qué caminos fueron los que los llevaron hasta allí.

Los cuatro (por la lejanía, Victoria no estuvo presente) coincidieron en que ninguno se anotó para competir, sino que el arribo a las Olimpíadas fue una consecuencia de sus dudas existenciales. Una oportunidad para ahondar en esos aspectos de la vida que los que los incomodan, para poder rascar a donde les pica.

Dos de ellos tuvieron un breve acercamiento a la filosofía a través de sus escuelas. “Las olimpíadas me permitieron conocer más autores de los que tuve el año pasado y darle una mirada más crítica a ciertos temas”, dijo Mercedes en coincidencia con Franco, que reconoce que “desde hace tiempo me gusta leer, escribir y analizar asuntos de la política, y ésta fue una oportunidad para conocer un poco más”.

Distinto fue el abordaje del otro par de estudiantes, que cursan modalidades por fuera del ámbito de lo humanístico. Sofía contó que, pese a que su especialidad es Economía, se interesó por la materia que tuvieron durante el último año. Situación similar a la de Ignacio, que está en cuarto de Biología, pero que se valió del certamen como “una excusa para seguir leyendo algunas cosas sobre las que venía pensando”.

Planificación inicial

La mayoría de los jóvenes se enteró de las olimpíadas un poco por recomendación y un poco de casualidad. A Ignacio lo anotició uno de sus profesores: “Cuando me dijo faltaba un mes, así que fui a hacer lo mejor que pude”. En el caso de Mercedes, conocía el certamen porque su hermana Josefina también fue finalista nacional hace cuatro años y recibió una invitación de parte del colegio. En tanto, Franco y Sofía tuvieron de referencia a Leticia Chillemi, la santotomesina que fue ganadora el año anterior y que viajó a Roma a representar al país en la instancia internacional.

Para la preparación, los jóvenes se valieron de distintas herramientas. La bibliografía comprendió autores antiguos y contemporáneos, europeos, asiáticos y latinoamericanos. Y aunque tuvieron una guía común, en cada caso sus caminos fueron distintos. Sofía contó con la ayuda de su profesor Osmar Vessi: “Estudiamos por grupos haciendo contraturno y mucho WhatsApp”, contó. Mientras, Franco estudió con su profesora, Tamara Otazo, recorriendo autores y ejes planteados por la organización. Ignacio se preparó junto a un compañero y fueron despejando dudas con el docente Julián Correa. Mercedes, acompañada de la experiencia de su hermana, dijo que tuvo una preparación estrictamente personal, con alguna que otra consulta a sus maestros.

Desempeño final

El formato de evaluación consistió en un planteo inicial que disparó tres preguntas, una objetiva, otra con una parte objetiva y una subjetiva, y la última, de opinión puramente personal. Los exámenes fueron anónimos, sólo identificados por un número, en un intento de apartar cualquier parcialidad. Luego, una vez seleccionados los trabajos, el jurado conoció el rostro detrás de cada idea.

Hubo tres ejes de competición: político, ético y tecnológico. El primero, del cual participó Franco, partió de un texto de Antonio Baggio: “Tratamos la falta de fraternidad en el sistema político actual, y yo fui por el lado del contrato social desde una perspectiva latinoamericana”.

El segundo, dominio de Mercedes, consistió en un análisis del existencialismo sartreano respecto de la libertad de elección: “Mi desarrollo fue por el lado de las del ser contemporáneo, que encuentra sus límites en la existencia de otras sociedades”. El último eje procuró un análisis del mundo tecnológico actual, con textos de Platón y Byung Chul Han. “Formas de esclavitud adaptadas por las redes sociales” y “dimensiones de la libertad personal en relación a las nuevas tecnologías”, fueron los planteos de Ignacio y Sofía, respectivamente.

Todos los alumnos se llevaron sus diplomas por haber llegado a la final del certamen argentino. Sofía fue premiada con el tercer puesto. Y Mercedes logró el segundo lugar con su examen, mención que le permitirá participar de la instancia Iberoamericana durante el año entrante.

De nuevas perspectivas

Los cuatro estudiantes aprovecharon la ocasión para reflexionar sobre lo vivido. Coincidieron en que, tal como anhelaban a principios del certamen, ahora disponen de nuevas lentes con las cuales escudriñar una realidad que se les presenta cada vez más compleja y dinámica.

“Me sirvió para asumir posiciones a las que no estaba habituada sobre la sociedad que conformamos, y como puede ser posible la convivencia que tenga como fin al bien común”, opinó Mercedes.

“No me quedo con los nombres y las fechas, pero me llevo una mirada más amplia sobre muchas cosas. Por ejemplo, me replanteo un montón el uso excesivo que le damos a la tecnología”, reflexionó Sofía.

“Me llevo algunos autores que no conocía para pensar las fallas del sector político y los problemas de la sociedad de hoy. Principalmente, Yuval Harari y el mismo Baggio que, además de interesantes, tienen una forma de escribir que resulta fácil de leer”, consideró Franco.

“Todavía quedo pensando en cuestiones sobre la libertad de elección y la dependencia tecnológica en la que vivimos. Y me surgen muchas relaciones con canciones de Pink Floyd y Pearl Jam que son bandas que me gustan”, ensayó Ignacio.

Fuente: El Litoral

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