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Liga Infantil de los Barrios: más de 2.000 chicos aprenden valores a través del fútbol en Santo Tomé y Santa Fe

Liga Infantil de los Barrios: más de 2.000 chicos aprenden valores a través del fútbol en Santo Tomé y Santa Fe

Para muchos los domingos son sinónimo de descanso, pero para los chicos de las escuelitas de fútbol o clubes que integran la Liga Infantil de los Barrios significan goles, partidos, una larga jornada de aprendizaje y de compartir en familia. Son 14 las instituciones de diferentes barrios de las ciudades de Santa Fe y Santo Tomé los que integran esta agrupación: Santa Marta, Alto Verde, Scarafía, Cabal, Loyola Sur, Barranquitas, Los Ángeles, Yapeyú, Policial, Pompeya; y Las Adelinas y Loyola. Nació hace unos cinco años.

Esta idea la gestó un grupo de vecinos que comenzó con el entrenamiento en el fútbol de chicos de distintas edades de los barrios más vulnerables de la ciudad. Año a año se fueron sumando instituciones y si bien les faltan muchas cosas desde la infraestructura hasta las canchas, baños y vestuarios, cualquier potrero o pedazo de tierra con césped sirve para cada domingo reunirse y demostrar lo aprendido en la semana. Se cumplen ciertos requisito para formar parte de una liga, pero también es cierto que faltan otros, pero las ganas, las solidaridad y las fuerzas por sacar a los chicos adelante están encima de cualquier cosa.

Silvia Benega es una de las impulsoras del Barca (por Barcelona) Fútbol Club de barrio Yapeyú y mientras los chicos calentaban en un sector y en otros jugaban, contó cómo surgió esta idea y qué significa esta experiencia no solo para los niños sino también para el barrio. “La escuelita de fútbol surgió porque había muchos chicos y varios espacios desocupados en los barrios y con un grupo de personas que hoy integran la comisión decidimos hacerla. Todo se hace a pulmón para los chicos”, relató.

Es el Barca Fútbol Club, vienen 250 chicos, se dividen en las nueve categorías, juegan de 6 años y hasta los 25 años, y después los padres y madres, porque hay hasta equipos femeninos, sin límite de edad. “Tratamos de que sea una liga familiar por eso tenemos la categoría femenina que son madres, tías, hermanas, en definitiva tienen un vínculo con los chicos”, agregó Silvia.

En la semana entrenan. Cada grupo tiene su profesor, que es un padre para cada categoría que lo hace sin cobrar nada y “les enseñan lo que ellos saben de fútbol porque no podemos cubrir los costos para contratar un DT (director técnico), sería imposible porque esto es todo a pulmón, entonces ellos les transmiten lo que aprendieron de chicos”, dijo Silvia. Ante la consulta por qué el fútbol comentó que se debe a que “es un deporte sano para los chicos y es una disciplina nacional, les tirás una pelota y se enloquecen, es lo que les enseñan los padres, sueñan con algún día llegar a ser alguien conocido, les gusta, lo viven como una pasión”, aseguró.

Un día especial

Cada domingo las jornadas arrancan a las 10 y se extienden hasta las 18. En el caso de Yapeyú una cancha con todas las condiciones no existe y en muchos de los barrios las situaciones se repiten. “Hasta ahora estamos luchándola en una cancha prestada, hasta que nos salga el comodato para hacer una como corresponde y levantar baños y vestuarios para los chicos porque es lo que necesitan”, describió.

Y la solidaridad es clave en esta liga porque los vecinos de los alrededores a ese campito son los que prestan sus casas para que los chicos vayan al baño o se cambien. “Los vecinos saben que hay una escuelita de fútbol, a ellos les parece bárbaro que el barrio tenga vida porque en realidad los chicos dan vida al barrio. En general hasta ahora todo es positivo, lo único que tenemos que esperar para avanzar es que nos den el lugar, que vean lo que es la liga, que es para los chicos”, destacó Benega.

El entrenador, cada integrante de la comisión directiva y los que tienden una mano cada fin de semana actúan también de psicólogos, madres, padres y docentes. Hay miles de historias “algunas te llegan al corazón, son muy conmovedoras y otras no tanto”, dijo Silvia pero “tratamos de darles esa contención que a veces vienen a buscar”. “Yo estoy mucho con ellos y para mi cada uno es un hijo más, al ser mujer pienso diferente que los hombres, tenemos eso de madre por naturaleza, por eso tratamos de apoyarlos y de ayudarlos mientras se pueda y darles la contención que necesitan”, agregó más adelante.

Aprovechó para hacer un llamado de atención y expresó: “La liga necesita muchas cosas, sobre todo para que los chicos se sientan cómodos en su propio ámbito, por eso les pedimos a las personas que están más arriba, a los políticos, tanto de Provincia como de Nación y también municipal, no tenemos bandera, la única bandera son los chicos y queremos darles los mejor”.

El folclore ligado al fútbol

La liga no es solo pelotas, cancha, camisetas, partido y cada uno a su casa. Es también venta de sandwich, de agua caliente para el mate, charlas entre las mamás mientras esperan a sus hijos, son carteles y canciones alegóricas, en definitiva todos se teje alrededor del campito, mientras adentro los chicos dejan todo y defienden su pasión. Magdalena López es una mamá que cada domingo acompaña a su hijo. “A nosotros nos parece muy lindo, ellos (los chicos) se divierten, se distraen y es lo mejor que pasó en el barrio porque nunca se armó una liga. Practican toda la semana y con ansiedad esperan el domingo. Nosotros estamos contentos porque compartimos con otros padres”, manifestó esta mujer de barrio Yapeyú.

Paola Ledesma es jugadora de uno de los equipos de barrio Yapeyú y además colabora con Barca Fútbol Club. “Estoy en un equipo y participamos de la liga. Mi colaboración es también prestar los baños para cuando vienen chicos de afuera. Es una incomodidad no tener un lugar, no solo para los chicos sino para las mujeres. Y además les presto una pieza para que se cambien las chicas. Pasar un domingo en la liga es muy lindo y cuando se juega de visitante se participa en familia”, describió.

Por último Sandra, otra vecina de Yapeyú, cada domingo llega con su sillón, el pizarrón y los productos que vende. No solo participa de la liga sino además ayuda a su hijo: “El barrio esta mejor, esta bueno que se junten los chicos porque hay muchos en la calle. Ellos se divierten, se despejan un poco la violencia porque los chicos de 12 y 13 años andan en la calle y eso trae cosas malas”, expresó muy emocionada.

Entre sándwich de milanesas, agua caliente, y jugos, expresó: “El fútbol es bueno para ellos, tenemos que enseñarles a compartir, a ser compañeros no a disputarse, de que uno gana y el otro no, todos tienen que ser compañeros. A mi me gusta venir para ver como juegan y de paso traigo para vender y ayudar a mi hijo. De esta manera el barrio cambio un poco y tiene movimiento del bueno”.

Los protagonistas

Los adultos cuentan que los chicos tienen que están a las 9 en el club si tienen que viajar y sino la cita es las 10 si les toca de local, pero para ellos todo empieza más temprano, a pesar de ser domingo. “Es muy lindo jugar en la liga. Practicamos los días de la semana, hacemos físico y cancha entera. Además los domingos viajamos a otros lugares y nos encanta, porque no solo compartimos con otros chicos sino además conocemos otros lugares. Los domingos son especiales”, así detalló Rodrigo, un nene de Yapeyú de ocho años sobre cómo es participar de estos torneos.

Otro de los protagonistas son los árbitros que cada domingo imponen orden. Algunos son profesionales y cobran por su tarea, pero otros van gratis y forman parte de ese perfil solidario de muchos de los clubes. Cuando UNO Santa Fe visitó Yapeyú dialogó con tres de ellos. El dato de color es que eran hermanos y coincidieron en la importancia que tiene la liga para los chicos de los barrios más vulnerables de la ciudad.

Para Raúl Gorosito la liga “es una barbaridad, los chicos están aprendiendo y nosotros les queremos enseñar, es un deporte bien para los pibes. La jornada cada domingo es larga, pero es gratificante”. Su hermano, Sergio Gorosito disparó: “Esta muy bueno para los chicos, se les da educación, aprenden mucho, es un deporte sano. Es por ahí una jornada larga, tendríamos que ajustar un poco los horarios porque sino se va todo muy tarde pero nos vamos contentos con los resultados”.

Por último, Roberto Gorosito manifestó: “Es algo muy hermoso para estos chicos de los barrios más humildes, tienen una distracción, es un deporte para ellos y esto les viene muy bien. Venimos todos los domingos a dirigirlos. Nos pagan algo, pero lo importante es participar. No somos del barrio, pero nos llamaron para esto y nos sumamos a colaborar porque es algo muy lindo, en especial para los chicos”.

Contagiar pasión

Súper es el apodo de uno de los referentes de Arroyito Seco de Alto Verde, equipo que participa en la liga. Cumplieron cinco años como institución y arrancaron con la idea de hacer una escuelita de fútbol y con el paso de tiempo y viviendo en Alto Verde se fueron sumando muchos chicos y gente adulta dispuesta a colaborar por eso conformaron la institución. “Primero jugábamos los torneos como escuelita de fútbol que hace la Liga Santafesina, después cuando los chicos fueron creciendo y como no les daba la edad para jugar en esos torneos surge la idea de poder participar en la liga infantil de los barrios”, dijo Súper.

“Cuando se inició Arroyito la idea era darle un espacio para que los chicos jueguen, sacarlos del mundo donde ellos viven, y no todos tienen las posibilidades de participar de un club de la liga. Así nació y después se fueron sumando muchos más y hoy son más de 100. Además del fútbol, Arroyito es un espacio más amplio, hay talleres de arte, de guitarra, tenemos una revista, un comedor y mucho más con el fin de darles a los chicos una posibilidad, que se expresen”, agregó este referente.

En esta institución colabora mucha gente. La mayoría son padres y hasta los chicos más grandes. “En la liga encontramos un mundo parecido al que vivimos nosotros en Alto Verde, hay mucha gente parecida a nosotros, hay mucho compañerismo. El padre se transforma en un montón de cosas, en psicólogo, médico, en definitiva cumple un montón de roles. La liga se juega el domingo, pero el fútbol está todos los días y además sirve para solucionar o tratar problemas que no tienen nada que ver con el deporte”, finalizó.

Por último, Verónica Ojeda del Club Los Piratitas de Belgrano Juniors de Santo Tomé relató cómo fueron los comienzos de la institución: “Empezamos de abajo, fue un grupo de padres que arrancamos de cero. Es una pena la liga porque no tenemos ni baños, pero no podemos dejar a los chicos afuera porque si cerraríamos el club quedarían en la calle”.

Antes de finalizar, Ojeda contó el arduo trabajo que todas las semanas realizan: “Tenemos ocho categorías, madres jugando y el equipo de padres, y chicos son entre 80 y 90. En el club tenemos un merendero que lo hacemos martes y jueves para los más chiquitos que van a practicar. Y los domingos cuando viajamos se les da fideos con salsa, les cobramos 40 pesos y es para el colectivo, el arbitraje y la comida y se les da a todo el grupo familiar. Cuando estamos de local tenemos que hacer cosas para vender, pero nos hacemos un lugar para prepararles aunque sea una leche”.

Fuente: UNO Santa Fe.

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