Así como Lavallén hizo una exhausta planificación cuando debió afrontar 6 partidos en 20 días (o 7 en 26 si se agrega el clásico), también ahora debe estar con la mente puesta en dos objetivos que le quedan hasta el final del año: 1) sumar en la tabla de la Superliga para que no se le caiga el promedio más de lo que está; 2) la gran final del 9 de noviembre, el partido más importante de la historia de Colón.

En aquella seguidilla de 6 partidos en 20 días, el técnico supo de antemano que a dos de ellos iba a afrontarlo con mayoría o totalidad de suplentes. A uno lo superó: fue la victoria ante Atlético Tucumán por penales por Copa Argentina. El otro, fue un traspié que se lamentó mucho por la muy mala actuación que tuvo el equipo en el arranque del partido (ante Lanús cuando cayó por 3 a 2).

Ahora debe afrontar tres compromisos antes de la final: el del lunes ante Godoy Cruz; el del 29 de octubre frente a River en el Monumental y luego el partido con Atlético Tucumán, que será el último antes de jugar frente a Independiente del Valle por el título de campeón de la Sudamericana. Hay una base titular que tiene Lavallén y si bien el miércoles, en Paraná, no la usó en su totalidad, tampoco fueron muchos los que faltaron. A ese equipo que jugó frente a Estudiantes de Caseros, se agregarían Vigo, Escobar y Morelo para armar el mismo 11 que jugó en el Mineirao y que luego enfrentó a Unión.

Ese equipo, que perdió ambos partidos aunque lo del Mineirao se “olvida” por la definición favorable en los tiros penales, es el que Lavallén cuenta como titular y el que seguramente pondrá el lunes para recibir a Godoy Cruz, el último en la tabla de posiciones de la Superliga. Burián; Vigo, Olivera, Ortiz y Escobar; Zuqui, Aliendro, Lértora y Estigarribia; Morelo y Luis Miguel Rodríguez será, casi con seguridad, el equipo que saldrá a la cancha a buscar decididamente los tres puntos. Además, será necesario no sólo por lo que implica para la tabla de promedios, sino también para levantar el ánimo alicaido después de perder el clásico y de quedar eliminado de la Copa Argentina.

La idea de Lavallén, expresada en varias ocasiones por el técnico, era la de atacar todos los frentes. Hoy le queda en pie la final de la Sudamericana (por lejos el más importante), además de engrosar un promedio que sigue siendo bajo y que merece atención. Colón logró escalar algunas posiciones con un par de victorias como local (San Lorenzo y Gimnasia), pero la actuación de visitante sigue siendo floja y ahora vendrán tres partidos en los que se espera sumar una buena cantidad de puntos, antes de enfocarse decididamente en el partido del 9 del mes próximo en Asunción del Paraguay.

Por lo pronto, este encuentro, con cinco días de recuperación luego del partido copero con Estudiantes, se afronta con la base de todos los titulares. Luego habrá que ir viendo el desarrollo de los acontecimientos. Contra River habrá una semana para seguir trabajando y todavía quedarán once días hasta la final. Habrá que ver el partido con los tucumanos, si se juega con los mismos —o parecidos— que jugarán la final con los ecuatorianos o si Lavallén resuelve “guardar” ese equipo y afrontar con mayoría de suplentes el compromiso ante el equipo del Ruso Zielinski.

Plena actividad

Independiente del Valle, además de afrontar el compromiso de este sábado ante Aucas como local, tendrá otro partido el miércoles de la semana que viene. En esa ocasión, visitará la ciudad de Riobamba para enfrentar a Olmedo, en un partido que fue suspendido en su momento por los problemas de público conocimiento que hubo en aquél país.

Fuente: EL Litoral.