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Las escuelas santotomesinas siguen educando respetando la “nueva normalidad”

Las escuelas santotomesinas siguen educando respetando la “nueva normalidad”

Uno de los grandes desafíos del conjunto de la sociedad actual, en este mundo realmente convulsionado por la pandemia del coronavirus, es el desarrollo de las tareas educativas y la concreción, por ahora en forma virtual no presencial (o a distancia), de los ciclos lectivos. En especial en Argentina, país en el que el inicio de la cuarentena obligatoria por Covid-19 coincidió con el momento en el que los chicos, miles de ellos (de los niveles primarios y secundarios) hacían su retorno al colegio, tras el clásico periodo de vacaciones de verano. En la provincia de Santa Fe, el comienzo de las clases de 2020 estaba previsto para el pasado 2 de marzo, pero hubo paro de actividades y el regreso debió retrasarse. Después las escuelas trabajaron durante poco más de una semana dentro de lo acostumbrado, es decir en modo presencial, hasta que debieron sumarse al aislamiento social decretado el 19 del mismo mes por el gobierno nacional y puesto en vigencia a partir del 20 en todo el territorio argentino.

Los establecimientos de la ciudad de Santo Tomé no fueron la excepción. Por eso mismo, este medio quiso dialogar con las directoras Carolina Marelli y Mariela Catena, con la intención de reflejar, entre otras cosas, cómo hicieron para desarrollar y cumplir con las distintas actividades que habían previsto originalmente para este año y, a la vez, adaptarse, tanto los alumnos como los docentes, a la denominada “nueva normalidad”. Ellas pertenecen a los niveles primario y secundario, respectivamente. Carolina es titular de la Escuela Primaria Nº 140 Profesor Marcelino Martínez (ubicada en Alberdi 2761, Villa Luján). Mariela tiene a su cargo la Escuela de Educación Secundaria Orientada Nº 340 República del Perú (Obispo Gelabert 2950, Vecinal Sarmiento).

Adaptarse rápido

Una vez iniciada la cuarentena y el aislamiento social, dijo Carolina, “nos vimos en la necesidad de rediseñar lo que se había programado para una experiencia educativa presencial y repensar la currícula institucional”, en función de una instancia educativa diferente, la que, precisamente, “impulsó el uso de las tecnologías como medio de vincularse todos en los procesos de enseñanza, aprendizaje y socialización inherentes a la escuela como parte visible del sistema educativo”. Esta situación novedosa, “nos indujo a adaptarnos en forma inmediata, sin tiempos de planificación, y a reiniciarnos como equipo”. La “nueva normalidad”, como la llaman, “nos hizo posicionar desde un lugar diferente, donde el pensamiento creativo se traslada a un contexto innovador”, acotó la titular de la Escuela Nº 140, un colegio que cuenta con 850 alumnos y 48 docentes, además de 11 asistentes escolares. Ahora también, como nunca, están pendientes los referentes familiares.

Desde 2018, remarcó Carolina, la Escuela Nº 140 lleva adelante una forma de trabajo fundada en el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) y los Núcleos Interdisciplinarios de Contenidos (NICs), métodos que contemplan un abordaje con carácter situado de los aprendizajes, desde diferentes disciplinas. Sin embargo, “frente a un acontecimiento extraordinario como este”, tuvieron que apelar, ante todo, a estrategias que permitieran sostener la relación de la población escolar con la institución, de acuerdo a las distintas fases que se iban atravesando. Carolina también recordó que, en el diseño de las variables organizadoras de la cotidianeidad escolar, debieron replantearse los espacios, tiempos y hasta las relaciones presenciales de cercanía, así como los de enseñanza simultánea, entre otras. En los primeros días de la suspensión de las clases, manifestó después, “nos centramos en organizar las formas que fueran más pertinentes para mantener la comunicación virtual entre docentes y estudiantes, teniendo en cuenta un relevamiento de las condiciones de conectividad y disponibilidad de soportes digitales en los hogares y las realidades familiares de nuestra comunidad educativa”.

A partir de ello, añadió, “el equipo directivo propuso el desarrollo de diversos ejes temáticos, que serían los organizadores de propuestas interdisciplinarias que los docentes creativamente adaptaron de acuerdo al nivel de complejidad correspondiente a cada grado”. Las prácticas, entonces, se diversificaron desde las diferentes áreas, pero siempre pensando en las posibilidades que brinda el hogar. Se propusieron juegos, por ejemplo. Como el de construir con las cosas que generalmente se pueden encontrar en una casa. O clases didácticas, en las que no faltaron las canciones y las adivinanzas, ni disfraces, ni sombreros. Se propuso igualmente la creación de teatro de sombras y de títeres, a la vez que hubo concursos de poesías y trabalenguas. Además, fueron propuestos links para visitar museos y programas que, desde los celulares, invitaban a leer un cuento todos los días. A través de maquetas construidas con la participación de toda la familia, se explicaron fenómenos naturales y procesos productivos.

Cambia, todo cambia

A su turno, Mariela manifestó que lo primero que hizo la Escuela Nº 340 al iniciarse el aislamiento social, fue evaluar las posibilidades concretas de comunicación que tenían con los chicos y qué alternativas podían utilizarse para afrontar las nuevas condiciones de trabajo. Entonces buscaron, a través de distintos medios, la forma de establecer esta nueva etapa vincular distinta, tan especial y tan desafiante. Así fue como en un tiempo bastante rápido, entre 48 y 72 horas, crearon el sitio web de la escuela. Con esta herramienta virtual empezó “a girar la rueda” y se puso en marcha la estrategia educativa elegida para emprender el desafío de la educación en los tiempos de pandemia y cuarentena. Los alumnos seleccionan año y división a la que pertenecen (la escuela tiene 39 divisiones), lo que les permite ingresar a una grilla en la que tienen distribuidas todas las materias, con el horario escolar normal habitual de las mismas. Cada materia implica la presencia de un link, de modo que, haciendo clic en él, el chico es derivado a una carpeta virtual, que contiene los trabajos que cada docente va asignando.

A través del sitio web se realizaron muchas actividades, no solo las clases. Hasta los actos conmemorativos por las fechas patrias y las inscripciones de los alumnos. También fueron coordinadas y resueltas de esta forma distintas tareas administrativas, que definitivamente se tuvieron que hacer de manera virtual, como la emisión de los certificados de estudiantes regulares. Esta metodología pudo desarrollarse en forma regular y continua con los chicos que tienen conectividad y acceso permanente al material. Pero la escuela cuenta con 1.171 alumnos (además de 120 docentes y 9 asistentes escolares) y no todos pudieron acceder siempre a este mecanismo de interacción. En algún momento, recordó Mariela, “nos encontramos con situaciones en las que entró en riesgo la propia economía de la familia del chico, lo que provocó el aislamiento y la imposibilidad de trabajo de muchos padres, quienes se vieron impedidos de salir a trabajar”. Esto, agregó, “trajo aparejado en la escuela que algunos alumnos que en un principio tenían forma de conectarse con el sitio, o a través de un correo con su profesor, de pronto perdieran esa conexión”. Por lo tanto, continuó, “para esos casos hubo que recurrir a otras metodologías que sirvieran para poder comunicarnos con los alumnos”. Y entre los recursos que aparecieron están los cuadernillos impresos por los ministerios de Educación de la Nación y de la Provincia.

En este contexto evidentemente distinto, también los docentes, preceptores y facilitadores de convivencia procuraron otras soluciones o vías alternativas para viabilizar la enseñanza. Una de ellas fue la de armar grupos de whatsapp, con el debido permiso de los adultos. A veces con el curso entero y otras seleccionando un alumno o alumna referente del mismo, quien entonces era el encargado de transmitir la información al resto. Muchos docentes apelaron a cuentas de correos electrónicos para el envío de materiales y principalmente para la recepción, de manera segura, de las devoluciones de los trabajos que hacían los chicos.

Dibujar, cantar, jugar, disfrazarse

En el marco de las actividades integradoras desarrolladas en estos meses por la Escuela Nº 140, creada en 1926 y con edificio propio desde 1938, hubo una que implicó la participación de la comunidad educativa en un video especial. En él fueron grabadas, cambiando la letra del tema “Solo le pido a Dios” de León Gieco, las voces de un grupo de maestros cantando y portando carteles con mensajes positivos ante la pandemia, llenos de afecto y palabras de aliento para afrontar esta particular situación. Como expresó Carolina Marelli en otro pasaje del diálogo con diario El Litoral, haciéndose eco de las palabras de una de las docentes de la institución, “esta etapa de pandemia sirve también para autoevaluarse, reajustarse, reinventar, pensar más que nunca en los intereses de los alumnos”. “Es muy importante contagiar el entusiasmo, elogiar y hacer sentir al otro que forma parte de un equipo”, destacó. “De esa forma, todo es posible, porque así fue como empezamos a ver niños dibujando, cantando, presentando sus títeres y respondiendo adivinanzas; jugando con juegos hechos por ellos mismos; dejándonos mensajes de cariño y buenos deseos; disfrazados, participando de las más variadas actividades, filmando y dejándose filmar, pero, por sobre todo, riendo y disfrutando de los procesos de enseñanza y aprendizaje”, concluyó.

“Es mucho más lento”

“Siempre tuvimos en cuenta que tanto las clases como los contenidos, tal como se desarrollan en forma presencial, no se podían llevar adelante”, remarcó Mariela Catena. Dependiendo de qué materia y qué temas deben darse, señaló, “el ritmo de enseñanza y aprendizaje es mucho más lento, porque hay que prever, incluso, que hay chicos que no poseen conexión, por lo que en la vuelta a las clases en el aula habrá que rever todos esos contenidos”. “No hay que olvidar que la mayoría de los docentes empezó con repasos de años anteriores y con actividades acotadas, introductorias al tema, algo que los alumnos pudiesen realizar solos”, acotó. También hay que tener en cuenta, dijo, “algunos alumnos tampoco están acostumbrados a estudiar solos, por lo que a muchos de ellos se les hizo duro poder hacerlo en forma solitaria, o con un adulto de la familia cuando este podía colaborar”. Finalmente, observó la directora, “para que nadie se sature” con esta forma de autoaprendizaje que implica básicamente “aprender solos, leer, contestar y demás”, la escuela planteó una actividad diferente, de nivel institucional. En ella pudo ponerse la mirada en el trabajo con los vínculos familiares, pero desde la perspectiva de diversas áreas, sea matemáticas, ciencias naturales y sociales, humanidades, informática, o educación tecnológica, entre otras. La Escuela Nº 340 fue creada el 20 de octubre de 1981 y la sede propia inaugurada en 1991.

Fuente: El Litoral

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