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La Secretaría Técnica se reunió con Azconzábal antes del viaje a La Plata

La Secretaría Técnica se reunió con Azconzábal antes del viaje a La Plata

“¿Sabés qué hizo Azconzábal apenas se fue del club, después de esa discusión con los hinchas en la puerta?, se fue a ver el partido otra vez. Si de algo no tenemos dudas, es que es un técnico que labura, que se preocupa, que es muy obsesivo de su trabajo”, confió un dirigente tatengue. ¿Respaldo?, hay que decir que sí. O en todo caso, repetir aquélla vieja frase que emulaba y la tenía como “frente de batalla” ese presidente exitoso que tuvo Unión: Súper Manuel Corral. Cuando las “papas quemaban” y la estabilidad del técnico estaba prendida con alfileres, Súper no dudaba: “Yo, al técnico, lo respaldo hasta cinco minutos antes de echarlo”.

En esta relación, entró a tallar una tercera “pata”: la secretaría técnica. Este jueves, el plantel retornó a los entrenamientos con vigilancia policial en Casasol. Ese fue uno de los aspectos para destacar. El otro, que al finalizar la práctica hubo una larga charla entre los integrantes de la secretaría técnica (Roberto Battión, Alejandro Limia, Esteban Amut), con el entrenador. Hablaron de todo y de todos. De lo que pasó el miércoles y también de este proceso que cumplirá 40 partidos el lunes.

Unión está en el puesto 21. La pregunta que muchos se hacen es la siguiente: ¿cuál es el verdadero potencial de este plantel?, ¿hasta qué punto se le puede exigir?. Seguramente se coincidirá en algo: Unión, por más carencias que tenga y falta de jerarquía en varios lugares de la cancha, tampoco tiene tan poco. No es un juego de palabras aunque lo parezca, eso de tampoco tiene tan poco. Es un plantel que tranquilamente puede -y debería- aspirar a más. Y lo peor de todo es que Azconzábal no ha logrado estabilizar un equipo ni darle un salto de calidad colectiva.

Este es el aspecto más visible de su trabajo. No se le reprochan las oportunidades que le dio a los juveniles, pero la estabilidad y la confianza para el progreso la tuvieron algunos, no todos. Nardoni, Gastón González, Comas, el propio Zenón, Machuca y Esquivel no tuvieron la misma suerte de Vera o Portillo. En el caso de Franco Calderón, al principio no y después sí, pero este Calderón no es el mismo que apareció para ganarse un lugar en el equipo al lado de Bottinelli, cuando a Unión lo dirigía Madelón. Es menos.

La realidad, hoy, es la de un equipo que perdió dos partidos jugando con esquemas distintos, con un planteo más ofensivo para jugar con Vélez (y cayendo por goleada) y un esquema de seis defensores (la línea de cinco y un volante de contención como Portillo) para recibir a Estudiantes. Pero al margen de ello, la falta de una línea de juego es algo que también preocupa. El miércoles no se vio nada. Cañete recibía la pelota y no sabía cómo ni con quién jugar. Terminaba lateralizando o jugando para atrás. Insaurralde tenía que retroceder hasta tres cuartos de cancha en su propio sector defensivo y lo mismo pasaba con Borgnino por el otro lado. Como Unión le regalaba la pelota a Estudiantes y esperaba atrás, la recuperación se daba muy atrás y a partir de allí no había una fórmula de juego ni mucho menos de ataque.

Seguro que en la reconstrucción del equipo para ir a La Plata, otra vez habrá cambios. Y quizás sean varios. ¿Depende del resultado?, como todo entrenador, salvo honrosas y rarísimas excepciones. Insisto en algo: si Unión hubiese caido en estos dos partidos como le pasó con Talleres, la situación sería distinta. Generaría preocupación, pero al menos uno vería que a los partidos se los peleó hasta el final y hasta perdiéndolos con algo de injusticia en el resultado. Nada de eso pasó. Y gran parte de la responsabilidad es del entrenador

Fuente: El Litoral

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