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La primer golosina vegana y agroecológica se fabrica en Santo Tomé

La primer golosina vegana y agroecológica se fabrica en Santo Tomé

Los famosos ositos de goma tendrán su formato vegano y no solo serán libres de productos de origen animal sino que también serán saludables. Así lo asegura el fundador de la empresa santotomesina que junto a una startup de origen rosarino desarrollan las golosinas dirigidas, en principio, a un público infantil. Se estima que las gominolas con sabor a frutilla y naranja saldrán a la venta en 2022. Los tradicionales caramelos de goma están hechos con gelatina, sustancia que se obtiene del colágeno del tejido animal a través de restos de piel y cartílagos, dándole a la golosina ese aspecto transparente y gomoso tan característico. En cambio, las gominolas veganas mantendrán esa textura pero usando un gelificante natural como el agar agar, que se obtiene de algas. Pero ser libre de crueldad animal no es la única ventaja de este dulce, aseguran sus creadores.

“Estamos trabajando con proteína de arveja, en vez de soja o suero de leche”, explicó Leonardo Cristaldo, el santotomesino fundador de Sweet Power. “La proteína de soja es rechazada por muchos consumidores porque puede ser transgénica y los agrotóxicos generan alergia en muchos niños”, explicó en diálogo con Aire Digital. Además, al no utilizar lácteos puede ser consumida por aquellos intolerantes a la lactosa. Junto a la empresa rosarina Tomorrow Foods, que desarrolla alimentos basados en plantas (plant based), llevan adelante “el primer proyecto en Latinoamérica de complemento alimenticio en base a proteína de arveja”, mediante la fusión de equipos interdisciplinarios compuestos por científicos, nutricionistas, biotecnólogos y especialistas en tecnología de los alimentos.

La golosina “aporta una proteína que es agroecológica, sustentable y de una cosecha cuidada”, especificó Cristaldo y aseguró que no solo se trata de una golosina saludable, “sino de una que alimenta”. Es que el caramelo vegano reemplaza el azúcar por eritritol, un endulzante que se extrae de forma natural de frutas, hongos y alimentos fermentados, evitando el aporte de calorías y la generación de caries. Si bien la idea de crear una golosina vegana surgió a partir del desarrollo de una línea de caramelos para deportistas, el fundador de Sweet Power se mostró interesado en “apuntar a solucionar problemas como la desnutrición a través de una golosina que lleve alimento a los niños”.

Por su aporte nutricional, la golosina vegana para niños no competirá en el mercado con productos rotulados como complementos alimenticios. Cada paquete de gominolas pesará 120 gramos, lo que equivale a unas 30 gomitas y el 25% de los requerimientos nutricionales diarios, aportando 7 gramos de proteína de aislado de arvejas, 14 vitaminas, 14 minerales, probióticos, prebióticos, omega 3 y 6, explicó Cristaldo a Aire Digital. La golosina se presentará con sabores frutilla y naranja. En pocos meses, los ositos veganos masticables estarán listos para la venta.

La complejidad de la nutrición infantil

El caramelo sin ingredientes de origen animal pretende, como dijo el fundador de Sweet Power, aportar a la solución de la desnutrición infantil. Según el informe de Nación sobre la pobreza infantil, en 2020 eran más de 110.000 los niños con desnutrición, mientras que otros 260.700 tienen sobrepeso y 170.000, problemas de obesidad. Virginia Yódice, presidente del Colegio de Graduados en Nutrición de Santa Fe, evaluó como positivo el aporte que la golosina vegana santafesina haría a la nutrición de niños de entre 2 y 12 años. “Desarrollar alimentos funcionales que combatan carencias nutricionales siempre es bueno”, explicó. Sin embargo, aclaró que “es en la pobreza donde conviven carencias nutricionales con obesidad”, por lo que “vehiculizar un refuerzo a través de caramelos puede ser contradictorio”. Para la nutricionista santafesina, “el combate al hambre, a la carencia, debe armarse de varias cosas: maternar, paternar, cocinar, hablar en una mesa, soberanía alimentaria, una familia comiendo juntos, dinero para comprar alimentos, saber cocinar…”, ejemplificó. “Un producto puede ser excelente con algunos fines nutricionales puntuales, pero solucionar problemáticas complejas requiere un espectro mucho más amplio que mirar solo nutrientes y calorías”.

Fuente: Aire de Santa Fe

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