Ana Belén Botta tiene 28 años y vive junto a su madre en el barrio Villa Luján de Santo Tomé. A los 12 le descubrieron un problema de presión de la aorta sobre la tráquea y fue sometida a una aortopexia. Dos años después -a los 14 años-, luego de un accidente de tránsito junto a su padre, comenzó a tener dolores de rodilla. En una tomografía los médicos le detectaron un quiste que, a partir de un mal diagnóstico, se convirtió en un tumor maligno alojado en el fémur derecho. La historia de la joven que se puso al hombro la lucha por su propia salud.

A Ana Belén, los problemas de salud la acompañan desde siempre. A los 12 años fue sometida a una aortopexia que le permitió seguir respirando pero padece asma. Dos años después, desde que tuvo accidente automovilístico con su padre, comenzó a sufrir dolores de rodilla y los médicos que la trataron en ese momento en el Hospital de Niños le restaron importancia porque en algún momento su cuerpo lo iba a absorber. Eso no ocurrió y cuatro años después, cuando Ana Belén tenía 18 años, en una radiografía detectaron que ese quiste era un tumor en el fémur derecho. En el Hospital Orlando Alassia le comunicaron que no podían tratarla allí por lo que fue asistida en el Hospital Cullen.

Ana Belén fue diagnosticada con cáncer de huesos a los 18 años

Un médico traumatólogo especialista en rodilla del nosocomio provincial detectó que se estaba fracturando el hueso porque el tumor creció y se reprodujo. En un ateneo decidieron derivarla al Instituto Oncológico Ángel H. Roffo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde programaron una cirugía de reconstrucción total de fémur. Ana Belén salió bien de la operación en la que le rasparon el hueso y se le colocaron un injerto para reconstruir el fémur. Al analizar lo que le extrajeron los médicos detectaron que se trataba de un osteosarcoma, un tipo de cáncer de hueso que comienza en las células que forman los huesos. El osteosarcoma se encuentra con mayor frecuencia en los huesos largos pero puede comenzar en cualquier hueso. En casos muy raros, ocurre en el tejido blando fuera del hueso. Hace tres años, desde el Hospital Cullen presentaron ante el Ministerio de Salud la solicitud para obtener los medicamentos gratuitos y no tuvieron respuesta.

Cuando Ana cumplió 24 años, la enfermedad recrudeció y tuvo que ser operada por segunda vez

En el 2018, seis años después de la operación volvió a aparecer el cáncer. A Ana Belén la operaron el 21 de diciembre de aquel año y pasó Navidad internada: otra vez le reconstruyeron el fémur. Pasaron algunos años, el tumor volvió a salir y está alojado en el mismo lugar. Por el momento no se puede operar porque el cuerpo no soportaría la anestesia. Los controles son cada 20 a 30 días en Buenos Aires con tomografías, radiografías y centello grama. Si el tumor se agranda mucho habrá que volver a intervenir. Los controles en Buenos Aires representan $ 200.000 mensuales en gastos que Ana Belén y su familia casi no pueden costear.

Su madre -Viviana Pez – tiene 58 años y cocina todo el día: hace empanadas, prepizzas y canelones para poder sostener los gastos, ya que Ana Belén tiene una pensión por discapacidad que no le alcanza para nada. Ana intentó acceder a una obra social o a una prepaga pero a personas con cáncer no las aceptan. En la pensión que percibe Ana, aparece en el recibo de sueldo del Plan Incluir Salud y es como si tuviera cobertura médica. Si no estaría incluida en el plan, el tratamiento y las cirugías serían costeadas por el Estado. Hace tres años, desde el Hospital Cullen presentaron ante el Ministerio de Salud la solicitud para obtener los medicamentos gratuitos y no tuvieron respuesta. “Yo no pido dinero. No tengo nada, solo a mi mamá y a mi papá. Tengo esta enfermedad que cada vez deteriora más mi cuerpo”, advirtió Ana Belén en uno de sus vivos en Instagram.

Fuente: Aire de Santa Fe