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“En las redes sociales todavía me siguen insultando por perder la final”

“En las redes sociales todavía me siguen insultando por perder la final”

Pablo Lavallén no llegó a estar un año en Colón, dado que asumió en marzo del 2019 y se fue en diciembre. La final perdida ante Independiente del Valle fue el punto de inflexión. Más allá de los buenos resultados, nunca tuvo buena relación con los dirigentes ni tampoco logró empatizar con los hinchas. Por ello, pese a llevar a Colón por primera vez a jugar una final de Copa, nunca tuvo el reconocimiento de la gente.

En una nota que brindó a Página 12 Lavallén hizo un repaso de su carrera como entrenador, y obviamente que se refirió a su paso por Colón. Volvió a remarcar las dificultades que debió atravesar, pero a la vez destacó su trabajo, pese que no pudo coronarlo con el título.

“Para nosotros como cuerpo técnico la experiencia de Colón fue excelente. Los nueve meses que trabajamos en el club pudimos competir al máximo nivel en tres torneos: el local, Copa Sudamericana y Copa Argentina. El tema es que enfrentamos ciertas dificultades que tiene un club como Colón”, comenzó diciendo.

Y agregó: “Para jugar un partido contra Zulia en Venezuela teníamos que ir a Ezeiza primero, que ahí tenes seis horas de micro, y después el avión. Y para volver era lo mismo. Son doce horas más de traslado a diferencia de un equipo de la capital y eso te achica el tiempo de recuperación. En nueves meses jugamos 36 partidos, un partido cada cuatro días. No tuvimos el tiempo que nos hubiese gustado para trabajar con los entrenamientos de adquisición de concepto”.

Consultado por otros problemas que debió afrontar respondió: “Los problemas más que nada se dieron cuando llegamos. Llegamos a un club en el que se decía que había mucha desidia. Los mismos jugadores lo decían. La primera charla que tuve con el plantel fue para comprometerlos con la competición, pero en el medio como contraparte el jugador te decía ‘bueno, pero ahora cuando vayas a hablar en la utilería y te digan que no hay ropa o que la ropa no la lavaron y la tenes que usar sucia”.

E inmeditamente contó una anécdota “El Pulga Rodriguez, por ejemplo, tuvo que hablar con la cervecería Santa Fe para que vinieran a hacer los vestuarios nuevos y le pusieran los casilleros a cada uno de los jugadores. Había un banco largo como en una canchita de fútbol 5. Y frente a eso teníamos dos caminos: o nos amoldamos a la estructura del club o salíamos a hacer lo que hicimos: luchar contra eso para conseguir cosas”.

“Fue un doble laburo que nos terminó desgastando. Desde lo deportivo fue lindo pero desde lo institucional estábamos como en un velorio por el estrés que significaba convivir y luchar permanentemente contra gente que supuestamente estaba de tu lado”, sentenció.

A la hora de mencionar la relación que mantuvo con el hincha expresó: “Tengo un sentimiento ambiguo con el trato de la gente. Lo de Paraguay nunca lo vi, sentir lo que sentí cuando entramos a la cancha fue maravilloso y era para sacarse el sombrero. Al día de hoy lo sigo viendo y se me pone la piel de gallina. Ahora, si vos vas y preguntas en Santa Fe qué pasa con nosotros, pienso que todavía somos resistidos. A una gran parte de la gente, la que se hacía escuchar por la prensa, nunca le pudimos entrar como cuerpo técnico”.

Y finalizó: “Eso me deja un sabor agridulce. Es como que no terminan valorando lo que llegó a alcanzar el equipo. En mis redes sociales todavía me siguen insultando porque perdimos la final, pero nadie se da cuenta que nosotros agarramos un equipo con problemas de descenso y que por primera vez en 115 años lo pusimos en una final. Y también por primera vez lo hicimos llegar a cuartos de final en una Copa Argentina, cuando antes nunca habían pasado la primea fase”.

Fuente: Uno

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