La crecida de los ríos Paraná y Salado en la ciudad de Santa Fe y sus alrededores superó en ambas cuencas la barrera de los cinco metros de piso. El dato es que hace casi cinco años que ambos cursos de agua que circundan la ciudad no registraban un nivel superior a los cinco metros. En las mediciones realizadas en el Puerto de Santa Fe, la barrera de los cinco metros fue sobrepasada por el río Paraná durante el pasado sábado 2 de diciembre, cuando pasó de marcar 4,98 a 5,04 metros. Actualmente registra 5,24 metros y quedó a seis centímetros del nivel de alerta.

Por su parte, el Salado superó los cinco metros el 30 de noviembre, dos días antes que el Paraná, tendencia que se mantiene con los 5,30 metros que registra actualmente a la altura de Santo Tomé. Gracias a datos a los que accedió UNO Santa Fe de parte del Centro de Informaciones Meteorológicas (CIM) de la Facultad de Ciencias Hídricas de la UNL, se pudo visualizar cuando fue la última vez que ambos cursos de río sobrepasaron los cinco metros.

Esta información, con datos históricos, ratifica que durante el 24 de enero de 2019 el Salado registró 5,04 metros, sobrepasando la línea de los 5 metros. Se mantuvo por encima de esta marca hasta el 13 de febrero, momento en el que se observó un descenso de 10 centímetros, pasando de 5,08 a 4,98 el 14 de febrero de aquel año. El valor máximo alcanzado por el Salado por aquel entonces, fue 5,44 metros, nivel que se mantuvo entre el 29 de enero y el 4 de febrero, oscilando entre los 5,42 y los 5,44 durante esos días.

En el otro caso, con las mediciones históricas a las que accedió este medio de parte del CIM, se puede afirmar que el Paraná se ubicó por encima de los cinco metros de piso entre el 25 de enero de 2019 y el 12 de febrero de 2019, según las mediciones del hidrómetro ubicado en el Puerto de Santa Fe. A partir del 13 de febrero de aquel año comenzó a descender y a oscilar siempre por debajo de los cinco metros.

Las consecuencias de la crecida

El gran caudal de agua afecta a barrios costeros, como La Vuelta del Paraguayo, que desde hace semanas sufre las consecuencias. En ese escenario, la situación empeora día a día. Por otro lado, la gran vegetación que acompaña la crecida, con predominio de camalotes, afectaron las tomas de agua que Assa posee sobre el espejo de agua.

La semana pasada, San Javier tuvo serios inconvenientes con el servicio de agua potable por la misma situación, la cantidad de vegetación sobre el río que afectaron la toma de agua. En esa ciudad costera debieron suspender las clases.

Los pilotes del Puente Colgante, referencia ante cada crecida del Paraná, están a punto de quedar bajo agua. Mucha de la vegetación queda amarrada en las bases que sostienen al viaducto. En tanto, el embalsado a la altura de los pilotes del viejo puente ferroviario amenaza con volver a armarse y a partir nuevamente la Setúbal en dos.

Fuente: UNO Santa Fe