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El Club Náutico El Quillá puso primera rumbo a su cancha propia en Santo Tomé 

El Club Náutico El Quillá puso primera rumbo a su cancha propia en Santo Tomé 

El sueño ya está en marcha. Con tareas iniciales de movimiento de suelo, el objetivo es claro: dotar al club de un campo de juego propio, reglamentario y apto para que tanto la Primera División masculina como femenina, además de otras categorías, puedan ejercer la localía con identidad y sentido de pertenencia. La fecha estimada de inauguración apunta al primer semestre del año 2026, aunque el entusiasmo de quienes integran la vida diaria del club parece querer adelantar los tiempos.

De institución itinerante a club con casa propia
A lo largo de su historia en el fútbol de la Liga Santafesina, El Quillá ha tenido que atravesar un recorrido de localías prestadas. La falta de un estadio propio lo obligó a rotar en distintos escenarios para poder participar de los certámenes oficiales. En sus inicios, jugó en el predio que hoy ocupa el club de Rugby Querandí, ubicado también en la zona sur de la ciudad de Santa Fe y próximo a su sede social. Luego, la ruta llevó al Tiburón al Club de Suboficiales Sargento Cabral de Santo Tomé, frente al Batallón de Ingenieros Anfibios 121.

Con el paso del tiempo, el club encontró estabilidad deportiva en el predio de la Liga Santafesina de Fútbol, un escenario que fue testigo de sus grandes hazañas. Sin embargo, las exigencias de los torneos organizados por el Consejo Federal —como iluminación artificial, medidas reglamentarias del campo de juego y otras condiciones— llevaron a El Quillá a disputar partidos importantes en el estadio Mauricio Martínez de Independiente de Santo Tomé.

En paralelo, el fútbol femenino —que fue creciendo a pasos agigantados en la institución— y las divisiones formativas encontraron refugio en el estadio Eduardo “Mono” Roteta, también ubicado en el Parque del Sur. Este campo, que acompaña el día a día de muchos chicos y chicas del club, tiene dimensiones reducidas que dificultan su uso por parte del plantel masculino de Primera División. Aun así, el 20 de junio se vivió un hito cuando el equipo mayor goleó 4 a 0 a Vecinal Gálvez, en lo que hasta ahora es el único partido oficial de la “A” disputado allí por el plantel principal.

En el camino también hubo tropiezos. Un proyecto anterior intentó llevar el fútbol de El Quillá a un terreno ubicado detrás del Automóvil Club Argentino, pero los reiterados hechos de inseguridad, robos de alambrados perimetrales y vandalismo obligaron a abandonar la idea.

Lo deportivo no deja dudas: El Quillá es uno de los clubes más competitivos de los últimos años en la región. En la rama masculina, se consagró campeón del Torneo Clausura 2018, de la Copa Federación 2022 y del Torneo Apertura 2023, además de participar en múltiples ediciones de la Copa Santa Fe, torneo que lo ha tenido como protagonista en varias oportunidades.

En el fútbol femenino, los logros también son contundentes. Las chicas del club ya lucen con orgullo tres títulos oficiales, siendo el último la Copa Federación 2024, obtenida de forma invicta, un reflejo del crecimiento sostenido y planificado de esta disciplina dentro de la institución. Con semejante presente, el club siente que es momento de saldar una cuenta pendiente con su historia: tener una casa propia.

Florencia Maresca y Marcelo Piccinino, integrantes de la Subcomisión de Fútbol, compartieron detalles del proyecto con Pasión Liga: “Es un lindo momento para la institución. Son los primeros pasos de un sueño largamente esperado por nosotros: la cancha propia. Estamos trabajando junto a Daniel Cristaldo para poner en marcha una cancha reglamentaria de 100 metros por 70, que estará destinada principalmente a la Primera División masculina, femenina y también, en lo posible, al resto de las categorías”.

El proyecto no es solo una obra de infraestructura, sino una construcción colectiva. Piccinino lo resume con emoción: “La Comisión Directiva del Náutico El Quillá lidera este proyecto, pero contamos con el respaldo y la colaboración de padres de las divisiones inferiores, jugadores del primer equipo, las chicas del fútbol femenino y hasta un grupo de padres de jugadores de Primera. Es un esfuerzo enorme, pero también un sueño compartido”.

Cada metro de tierra removido, cada paso dado en ese predio de Santo Tomé, es parte de un legado en construcción. El Tiburón no solo quiere seguir compitiendo: quiere hacerlo en su propia casa, bajo sus propios colores, con su gente en la tribuna, en un lugar donde cada triunfo se sienta más propio que nunca.

Fuente: El Litoral

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